Capítulo 19

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Samantha

Ya habían pasado los dos días de reposo, así que tenía que ir a trabajar.
No he hablado con Christian desde la última vez que me llamó y me habló sobre el beso. Al parecer su relación con Camille va en serio.

Ya me encontraba estacionando en la empresa, bajo del auto y camino hacia la entrada.

Las puertas se abren y veo salir a Christian junto con Camille, quien venía prendida como una garrapata.

Lo que me faltaba.

Yo exhalo y continúo mi camino. Cruzo por su lado, sin mirarlos, y choco mi hombro con el de Christian.

—Buenos días, ¿no? —la voz de Christian hizo que me voltee a verlo.

Yo sonrío de una manera cínica y los miro a ambos.

—Perdón, no los vi. Buenos días, parejita feliz. —les digo, y Camille automáticamente chilla.

—¡Gracias! —dice contenta, y Christian sólo permanecía serio. —Me gustaría salir a almorzar hoy contigo, Samantha, como amigas. —me dice sonriendo, y yo elevo ambas cejas.

—Me parece algo... genial. —le digo fingiendo emoción y Christian frunce el ceño.

—No. —niega Christian, con firmeza. —Nosotros tenemos planes, Camille, no irás con ella.

—¡Christian! —chilla ella.

Yo ruedo los ojos. Parece que fuera una niña, me desespera su comportamiento.

—Iré con ella a almorzar y luego estaré totalmente para ti. —se le acerca de manera seductora.

Yo carraspeo.

—Vendré por ti. —me dice ella.

—Bien, entonces nos vemos más tarde. —le informo a ella, y continúo mi camino sin siquiera mirar a Christian.

Cuando llego a mi puesto de trabajo, me dejo caer en la silla y suspiro.

Esto será más difícil de lo que pensé.

Sacudo mi cabeza y me dispongo a trabajar, o al menos intentarlo.

(…)

La hora del almuerzo ya había llegado así que camino hacia la entrada de la empresa, donde se encontraba Camille un poco enérgica caminando en diferentes direcciones.
Al verme, camina —o más bien corre—hacia mí.

—Qué bueno que llegaste. —me dice sonriendo mientras me toma del brazo. —Pensé que te habías arrepentido.

—No, por nada me perdería de esta linda salida. —le digo forzando una sonrisa.

—Tengo algo muy importante que contarte, pero, —se detiene de repente y yo frunzo el ceño. —tienes que prometer que no se lo dirás a nadie. —yo asiento un poco confundida y ella sonríe aún más.

Me toma del brazo y me arrastra hacia su auto.

Veo como Hannah me observa confundida y yo simplemente me encojo de hombros en su dirección.

—Iremos en mi auto, luego te traeré. —dice emocionada y ambas subimos.

Odio que sonría demasiado.

De camino, a no sé dónde, Camille no se dejó de hablar ni un segundo. Parecía que le daban cuerda.
Yo maldecía en voz baja por haber venido con ella. Esta chica era realmente insoportable.

Prefiero mil veces el silencio.

Llegamos a un restaurante y bajamos.

—Aquí venden la mejor comida del mundo, obviamente es comida nutritiva, porque yo no puedo comer nada con grasas. —me explica rápidamente. —Mi nutricionista me dijo que eso me haría perder mi amada figura, y yo no quiero que eso pase, así que sigo al pie de la letra sus indicaciones.

Mi Otra Mitad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora