Capítulo 28

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Christian

Me desperté temprano porque tenía un poco de trabajo en la empresa.

No logré dormir mucho de todas maneras porque Samantha no salía de mi cabeza.
Las cosas entre nosotros recién se están comenzando a arreglar y sé que le cuesta confiar en mí.
Estoy haciendo lo mejor que puedo, porque quiero que las cosas funcionen entre nosotros.

Tomo asiento en el sofá de la casa de mis padres, ya que paso aquí la mayor parte del tiempo.

Decido enviarle un mensaje a Samantha.

"Hola, buen día (aunque allá debe ser mucho más tarde). Quiero pedirte disculpas por mi comportamiento el día de ayer. Creo que me pasé un poco."

Le envío el mensaje y apoyo mi espalda en el respaldo del sofá.

—¿Está todo bien, cariño? —oigo la voz de mi madre, quién ingresa en la sala.

—Sí, sólo... estoy un poco estresado por el trabajo. —le digo y ella toma asiento a mi lado.

—No es necesario que estés todo el tiempo en la empresa. No me gusta verte tan cansado por trabajar mucho. —me mira con preocupación.

—Estoy bien, mamá. No te preocupes, sabes que amo lo que hago. —le sonrío y mi teléfono suena.

"Hola. Es extraño no saber si decir "buen día" o "buenas tardes". Esto de los horarios diferentes me tiene mareada.
En fin... no tienes que disculparte, te entiendo. Todo está bien 😉"

Sonrío al leer su mensaje.

"Creo que fui muy insistente, y sé que eso no estuvo bien.
Te extraño".

Dejo el teléfono a mi lado y volteo a ver a mi madre, que me miraba de una manera extraña.

—¿Por qué me miras así? —le pregunto confundido.

—No lo sé. Quizás sea por esa sonrisa que tenías mientras leías el mensaje... —dice y eleva ambas cejas.

—Era sobre la empresa el mensaje. —le digo sin importancia.

—Claro... sobre la empresa. —dice riendo. —Te debieron de haber dicho alguna cosa graciosa, por lo que veo.

—Sí, algo muy chistoso. —le digo haciendo un ademán.

—Te conozco, cariño. —me dice mientras se pone de pie. —Ya tuve tu edad y también me llegaban esos mensajes que me hacían sonreír de esa manera. No me engañes, recuerda que soy tú madre y te conozco muy bien. —me sonríe y se va, dejándome solo.

Yo miro hacia el techo y suspiro.

¿Qué me estás haciendo, Samantha?

(…)

Samantha

Estaba en un zoológico con Estefany. Habíamos decidido pasar la tarde recorriendo lugares turísticos y así poder llevarme recuerdos de aquí.

Ya eran las dos de la tarde aproximadamente, así que habíamos ido a una cafetería por algo de comer.

—¿Cómo van las cosas con Christian? —me pregunta Estefany bebiendo su café.

—Van bien. Hemos tenido unas cuantas peleas pero... ahora las cosas van normales. Sólo espero que cuando vuelva a New York, todo siga como está. Porque Camille es realmente detestable y, si se entera de que él y yo hicimos las paces, es capaz de armar la tercera guerra mundial. —le digo haciendo una mueca.

Mi Otra Mitad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora