Capítulo 18

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Christian

Estábamos en el hospital porque Samantha había tenido un accidente, un auto la había embestido.
Aunque no había sido mucho: sólo se había golpeado la cabeza contra el pavimento provocando un desmayo, y también tenía unos cuantos raspones.
Me había preocupado mucho cuando su amiga me llamó diciendo que Samantha había tenido un accidente, pensé que realmente había sido peor.

—Puedes pasar si quieres. —me dice Lucía,.y yo asiento.

Camino hacia la habitación y, cuando abro la puerta, veo a Samantha sobre una camilla, con una gasa en la frente.

—Hola. —le digo sonriendo.

Ella me observa y suspira.

—¿Qué haces aquí? —yo me siento a su lado.

—Vine porque me preocupé por ti, tuviste un accidente. Pensé que había sido peor.

Ella pone una mueca de fastidio, y rueda los ojos.

—¿Qué te sucede? Parece que no quieres verme.

—No tienes que estar aquí. —zanja.

—Solo quiero cuidarte, Samantha.

—No quiero que lo hagas. ¿Puedes irte? —dice harta, y yo frunzo el ceño. —En cualquier momento me darán de alta y me iré a casa. Vuelve a tu vida. No necesito que estés todo el tiempo aquí.

No se qué le sucede realmente. Sólo quiero cuidarla, y ella no lo valora.
No está conforme con nada, si soy frío y seco, se molesta, y si soy bueno y amable, también le molesta.

Ya no sé qué hacer.

—Sólo quería ser amigable contigo, cuidarte y ayudarte en lo que quisieras. Pero veo que no quieres, así que no voy a insistir. —me pongo de pie, y ella se ríe.

—Claro, ahora te preocupas por mí. —dice irónica, y yo la observo. —Y, ¿qué me vas a pedir a cambio de esto? —ahora estaba seria, como si no le agradara todo esto. —Sé perfectamente el motivo por el cual haces todo esto, te comportas de una manera buena conmigo por conveniencia. Deja de fingir, Christian, te conozco.

Yo la observo, desconcertado.

—¿De qué hablas? Yo no hago todo esto para recibir algo a cambio. —le digo enojado.

—¿No? ¿Entonces por qué lo haces? Dime. —se cruza de brazos.

—Lo hago porque... somos amigos. Nada más. —ella eleva sus cejas y mira hacia otro lado.

—Claro, somos amigos... Los amigos no se mienten, ¿lo sabías? No se ocultan las cosas, y tampoco se lastiman. —yo me quedo en silencio.

Tiene razón, yo le estoy mintiendo todo el tiempo. Le oculto las cosas por miedo a su reacción.

A veces pienso que ella escuchó la conversación que tuve con Luke en la empresa, pero sé que no lo hizo. Porque, conociéndola, ya me hubiera borrado de su vida, me hubiera insultado hasta más no poder, e incluso hasta me hubiera golpeado. Es más que obvio que no oyó nada.
Tampoco sé por qué le dije eso a Luke. En un principio ese era mi objetivo, pero todo cambió con el tiempo. Llegué a conocerla mejor y me di cuenta de que tenía algo que la hacía diferente a las demás mujeres que había conocido.

Ella tiene ese algo que la hace sobresalir del resto, la hace única.

—Yo... tengo algo muy importante que decirte, Samantha, algo que tienes que saber. —murmuro. —Pero, antes de decírtelo, tienes que saber que yo me arrepiento de haber dicho eso y que espero que me perdones. —ella tenía el ceño fruncido. —Yo...

Mi Otra Mitad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora