Capítulo 45

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Samantha

No puedo creer lo que estoy viendo.
¿Christian tiene una hija? No, no puede ser.

Habían unas 20 fotos aproximadamente, donde aparecía Christian junto a una pequeña niña de no más de 1 año.
Él estaba sonriendo y se lo notaba feliz al lado de esa pequeña. Ella era muy parecida a él: tenía el cabello castaño oscuro y unos hermosos ojos de color celeste, igual a Christian.

¿Cómo es posible que tenga una hija? ¿Quién es la madre y, por qué no me lo dijo?
¿Dónde está esta niña? ¿Quién me envió estas fotos?

Tenía demasiadas preguntas rondando por mi cabeza.

Me niego a aceptar esto. No puede ser real.
Dejo las fotos a un lado y tomo mi cabeza entre mis manos.

Esto no puede ser cierto, no. Es una pesadilla.

Si fuera real, él me lo hubiera contado. Algo así de importante no puede pasarse por alto.
Él confía en mí, y me lo hubiese dicho.

Cierro los ojos durante unos largos minutos.
Simplemente no logro entender lo que significa esto.

¿Christian es padre? Nunca me imaginé una cosa así.
Me mintió, me ocultó todo esto. ¿Cómo se atrevió a hacer tal cosa? ¿Cuándo iba a decírmelo?

Guardo las fotos nuevamente y me quedo en silencio. Procesando todo.

Mi celular suena y, al ver su nombre en la pantalla, me quedo congelada durante unos segundos.

—Hola. —atiendo lo más calmada que puedo.

—Hola, amor. ¿Cómo estás? —escucho su voz y siento las lágrimas acumularse en mis ojos.

—Muy bien, y ¿tú? —le respondo, tranquila.

—Te extraño mucho. ¿Te falta mucho para salir? —me pregunta, y yo suspiro.

Limpio mis ojos con mi mano libre y luego miro el sobre.

—Sam. —habla.

—Tengo una sorpresa para ti. —le digo sin despegar la vista del sobre.

—¿Una sorpresa? Me gusta. —dice riendo. —No puedo esperar para saber de qué se trata.

—Y yo no puedo esperar para ver tu reacción. —murmuro.

—Mejor te dejo trabajar. Nos vemos en la noche. Te amo. —me dice, y yo corto la llamada al instante.

Dejo mi celular a un lado y tomo una gran bocanada de aire.
No puedo esperar hasta la noche. Tengo que hablar con él ahora mismo. Necesito oír su versión.

Me pongo de pie, tomo mi cartera, mi celular y el sobre.
Me acerco hasta el escritorio de Hannah y ella me mira, confundida.

—¿Estás bien? Te noto un poco pálida. —me pregunta mientras se pone de pie.

—No me siento muy bien. ¿Podrías decirle a Matt que me voy a mi casa? —le pregunto y ella asiente rápidamente.

Yo camino hacia el ascensor y presiono el botón de la planta baja.
Cuando llego, camino hacia la salida pero Anne, al verme, corre hacia mí.

—Espera... —se interpone en mi camino.

—No estoy para aguantarte, Anne. —le digo sin rodeos.

—Yo vi lo mismo que tú, Samantha. —inquiere rápidamente. —Vi cada una de las fotos donde aparece Christian junto a una niña. ¿Quién es ella? —me pregunta.

—¿Piensas que sé quién es? —le pregunto con enojo. —¡No te metas, y más te vale que no le digas nada a nadie! —ella frunce el ceño y se queda callada.

Mi Otra Mitad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora