Capítulo 15

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Samantha

Sábado. Hoy saldríamos todos: Luke, sus amigos, Christian, mis amigas y yo.
Éramos demasiados, y algo me decía que no saldría nada bueno de esto.

En fin. Traté de inventar miles de excusas para cancelar la salida, pero todos estaban muy entusiasmados así que se negaron a cancelar.

No me quedó de otra más que aceptar.

Estábamos en mi apartamento: Lucía, Anne (muy a mi pesar), Hannah y yo.
Quedamos en vernos con los demás directamente en el club, así sería más fácil.

A las 21 en punto teníamos que estar allí, y eran las 19:30 por lo que estábamos todas corriendo por todos lados en busca de nuestras cosas.

—¿Qué vestido me quedará mejor? Hoy, definitivamente tengo que conseguir novio. —dice Hannah mientras nos muestra dos vestidos.

—No puedes apurar las cosas, Hannah, el amor llegará cuando tenga que llegar. —le dice Anne mientras toma asiento en mi cama.

—Ay, sí, habló la chica que no necesita a nadie a su lado. —repite ellas, sin ganas. —Yo no apuro las cosas, simplemente estoy harta de estar sola. —dice sin ganas.

—No estés mal, Hannah. —le digo riendo mientras busco algún vestido en mi armario.

—Tú lo dices porque tienes a más de un chico detrás de ti. Por eso no te preocupas. —yo ruedo los ojos.

—Estás equivocada. —respondo, y Lucía suelta una carcajada.

—Vamos, Samantha, no nos mientas. ¿Comienzo con la lista de pretendientes que tienes? —se entromete mi amiga.

—A ver, comienza. —me cruzo de brazos desafiándola.

—Christian, su hermano, el chico de la tienda, —dice enumerando con sus dedos. —uno de un bar que te acosaba antes, mi primo, mi otro primo que al final resultó ser gay pero eso no le impidió acosarte, Matt, aunque es un poco raro... —la interrumpo.

—Suficiente. —le digo. —A ver, a tus dos primos no los veo desde hace mucho tiempo, así que ellos no cuentan. —comienzo. —Matt es mi jefe y sólo mi amigo, nada más. A Luke no lo conozco, no se nada sobre él y sólo nos invitó a un club, incluidas a ustedes. —las señalo. —El chico de la tienda sólo estaba bromeando, nada más. Y, el del bar, era un mujeriego que acosaba a todas las chicas que le pedían algún trago. —les digo y vuelvo a buscar en mi armario. —No olvides que le di un buen golpe cuando salió con sus tonterías.

—Te faltó uno. —dice Hannah y yo me volteo—¿Qué hay de Christian? —eleva una ceja.

—Él es... un amigo, nada más.

Ella y Lucía se ríen.

—Sí, claro, y yo soy lesbiana. —dice Hannah.

—Algo pasa entre ustedes. —me dice Lucía —Se siente... como decirlo... —murmura, pensando.

—Se siente la tensión sexual entre ambos, así de fácil. —suelta Hannah.

—No digas tonterías, Hannah. No hay ninguna tensión sexual.

—Bien, basta de hablar tanto. —nos dice Anne. —Mejor vamos a buscar la vestimenta perfecta para todas. —se pone de pie y camina hacia el armario también.

—¿Podrías recordarme por qué la invitaste? —le susurro a Hannah.

—Me dio lástima verla sola. —responde.

(…)

Eran las 20:30 y todavía nos estábamos arreglando.

Yo había decidido ponerme una falda rosa corta y ajustada, una blusa escotada y botas negras.
Dejé mi cabello rebelde suelto, y me puse poco maquillaje.

Mi Otra Mitad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora