Capítulo 38

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Samantha

—Sam, ¿estás en casa? —escucho la voz de Estefany por algún lugar de toda la casa pero no respondo.

Me cubro aún más con la manta y suspiro.

—¿Sam? —siento la voz más cerca y, segundos después, se abre la puerta de mi habitación. —Aquí estás. ¿Te sucede algo? —toma asiento en la cama.

—No quiero hablar. —le digo sorbiendo mi nariz.

—¿Estás llorando? —dice en voz baja. —¿Qué tienes? —me dice con preocupación mientras me quita un poco la manta.

—No me pasa nada, en serio.—le digo sin moverme.

—Hannah me comentó que te escuchó discutir con Christian mientras salían de la empresa. —añade y yo me reincorporo quedando sentada frente a ella.

—Sí, discutí con él por algo que... aún no logro asimilar. —le confieso. —Yo... creí que esta vez podría estar con él sin tener más obstáculos, pero me equivoqué.—ella se acomoda en la cama en forma de indio. —Realmente lo amo, y me duele que todo se haya terminado por culpa de Camille. Pensé que él se daría cuenta de sus verdaderas intenciones pero no fue así.

—Lo siento mucho. —me dice en voz baja. —No me gusta verte triste y menos por culpa de un chico tonto que te hace sufrir sin importarle nada. —me da un abrazo. —No dejes que esto te amargue la vida, Sam. Eres linda, inteligente, joven y puedes encontrar a alguien que realmente valga la pena. —se separa de mí y me sonríe levemente. —A veces hay que equivocarse para aprender. Si no es Christian el indicado, alguien más lo será, solo... ten paciencia y sonríe. Hay cosas peores por las cuales estar mal y triste. —yo asiento y sonrío como puedo. —Siempre recuerda que hay alguien pasándola peor que tú, no te deprimas.

—Gracias, de verdad. —la vuelvo a abrazar.

—Pondré una película en la televisión y compraré helado, ¿vienes? —me dice sonriendo.

—Sí, sólo me iré a duchar. —ella asiente y sale de la habitación.

Ojalá pudiera estar bien, pero no puedo.
Amo mucho a Christian y me duele que haya preferido a Camille antes que a mí que soy, o más bien era, su novia.

Mi celular suena y lo agarro. Un mensaje de Christian.

"Te amo, Sam, más de lo que te imaginas. No me gusta que estemos así, peleados.
Lo siento mucho, pero sólo quiero que entiendas que únicamente lo voy a hacer para ayudarla. Me siento culpable y por eso la ayudaré. Pero quiero que sepas que sólo será por esa fiesta, luego todo volverá a la normalidad; ella seguirá con su vida y yo quiero seguir con la mía, a tu lado. Quiero que todo siga igual que antes: quiero tenerte junto a mí, por favor. No sigas así conmigo, Te amo únicamente a ti y siempre lo haré. Nunca lo dudes. Pase lo que pase, siempre estarás primero que cualquier otra mujer, tú ocupas un lugar muy importante en mi corazón. Te amo."
C.S.


Seco bruscamente una lágrima que se desliza por mi mejilla, y dejo el celular sobre la cama.
Si él me amara realmente, no ayudaría a Camille fingiendo ser su pareja durante la fiesta, solamente para que ella quede bien delante de sus padres y de todos los demás. No acepto eso, nunca lo haré.

Entro al baño y me ducho.

Cuando salgo, me pongo un pantalón suelto y deportivo, junto a una remera negra un poco holgada y unas pantunflas de igual color.
Dejo mi cabello suelto y me dirijo a la sala, donde estaba Estefany con la película en pausa, mientras revisaba su celular.

—Listo. —digo tomando asiento a su lado.

—Hoy veremos "Un día de pelos". Al parecer está buena y es de comedia, te vendrá bien reírte un poco. —inquiere mientras le pone play a la película.

Mi Otra Mitad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora