Te elegí para SIEMPRE

Capítulo 12

Un cosquilleo en mi nariz hace que me despierte, abro los ojos poco a poco y la persona que hay a mi lado hace que sonría

—Hola dormilona—me habla con voz mimosa

—Hola

—¿Cómo estás?

Medito un poco en su pregunta al tiempo que me hago un auto chequeo ¿Cabeza? Bien ¿Mi estómago? Bien ¿Cansancio? Bien. Me sorprendo a mi misma por la situación. Me siento muchísimo mejor

—Mucho mejor— respondo al fin

—Ya te bajó la fiebre, es hora de cenar ¿Puedes caminar a la cocina? O ¿prefieres qué te traiga la cena a la cama?

—Puedo caminar. Solo dame unos segundos voy al baño

—Te espero—responde al tiempo que me da un beso en la frente.

El mejor beso de todos

Al llegar a la cocina puedo ver lo concentrado que está sirviendo lo que parece sopa de verduras. En el taburete hay pan, jugo de naranja y fruta picada. Parece tan comodo y agusto en mi cocina que me permito admirarlo por unos segundos. Parece como si este fuera su sitio, como si el fuera algo más que mi simple jefe.

—Volví—hablo sacándome a mi misma del rumbo en que llevaba mis pensamientos y sentándome frente al taburete de la cocina

—Justo a tiempo— se gira y me regala una sonrisa sincera mientras pone un plato al frente mío— espero te guste, hace mucho que no cocino

—¿Alguna clase de sustancia tóxica para condimentar?—bromeo

—Secretos de cocina—me guiña un ojo y empieza a comer. Yo lo imito y la verdad es que está buenísima, es más, creo que hasta gimo de lo deliciosa que esta

—Espero que ese sonido sea algo bueno

—Lo que sea que le hayas agregado ¡Cielos Santo! Está buenísima ¿No estás en busca de un nuevo empleo? Como que me apetece un cocinero— Ambos nos miramos y no aguantamos más hasta que reímos

—Es la primera vez que escucho tu risa

—Eso es porque siempre te comportas como el mayor imbécil de la faz de la tierra... Aunque sólo conmigo—la última frase la digo casi en un susurro

—Prometo darte más risas que enfados— toma mi mano y le da un leve apretón, con eso seguimos comiendo en un silencio confortable.

No sé por qué pero sentí paz al escuchar esa declaración por su parte

Sólo no me decepciones, Tomás, confío en ti.

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¿Qué puedo decir? Estos ocho días en mi casa los he pasado bastante bien, más que bien.

Mis amigas tan pendientes de mi como siempre, hemos reído, hablado e incluso llorado, siempre pasa que nos ponemos a recordar épocas pasadas.

Álex ha estado tan pendiente de mi como puede, he salido un poco a caminar y si se preguntan por Tomás, pues el se ha portado de lo más lindo conmigo, ha venido a visitarme casi que todos los días y a su paso he descubierto muchos cosas de él, como que le gusta cantar, ama las estrellas, sueña con ir a Noruega a presenciar uno de los fenómenos más bellos de la naturaleza que son las Auroras boreales. Y así muchas cosas más. Incluso me he dado cuenta que no es tan egocéntrico y malhumorado como pensaba, poco a poco he ido conociéndolo y cada vez mas me gusta como es él.

Hoy por fin puedo manejar mi tesoro más preciado ¿Ya les dije que soy fan de las motos? Mi bebé es una Yamaha R15, la moto de mis sueños, fue un regalo ya que su antiguo dueño solo la compró y a los dos meses la vendió a precio de una menta, y yo no dude en comprarla, mi papá me regaló casi la mitad del dinero así que ya imaginaran lo valiosa que es para mí.

Voy camino a mi oficina y como de costumbre llego temprano, pero lo diferente que hay es que en mi escritorio hay un precioso ramo de girasoles e Inmediatamente una sonrisa se instala en mi rostro. Nunca me han regalado flores y menos girasoles, mis favoritos. Voy de inmediato hacía el y descubro una tarjeta junto a ellos

Bienvenida de nuevo señorita Williams, espero haber sacado una sonrisa de tus labios, como prometí: más risas que enfados

SU jefe (el mayor imbécil) Tomás

Cumplió su promesa incluso antes de que se lo propusiera.