Tomás
No sé porque las reuniones con los socios me han parecido una pereza, o quizás si lo sé. Todos son como perros falderos buscado comer migas.
Idiotas.
Siempre hablan de lo mismo buscando una aprobación de las mediocridades que proponen.
Como si no supiera yo como funciona esta mierda.
¿Por qué si quiera acepte entrar a este mundo de idiotas?
Erick, mi amigo de toda la vida a mi lado no para de verme con cara de enfermo. Sabe lo mucho que me emocionan estas malditas reuniones
No dejo de mirar mi teléfono en busca de un mensaje de parte de ella. ¡Menudo marica me he convertido! No soporto ni un minuto más en esta porquería que llaman reunión por lo que me levanto y salgo del salón de juntas.
No estoy para pendejadas, sé cómo se maneja este mundo y no necesito de babosadas de parte de ellos. Probablemente piensen que soy un maldito egocéntrico pero es exactamente lo que soy.
Tomo mi iPhone para marcar su número. La verdad es que también di por terminada la reunión porque necesitaba oír su voz. Timbra una, dos y no sé cuántas más veces pero ella no responde, veo la hora y es obvio que todavía está en la oficina. Así que llamo a Wilson.
—Corrigan, ¿Qué necesitas?— este hombre es el único que me cae bien, siempre va al grano.
—Wilson ¿Cómo va todo en la oficina?
—No tan bien, Williams pasó su carta de renuncia.
—¡¿QUÉÉÉÉ?! ¿Por qué?
¡De qué coño me estoy perdiendo!
—No sé, dijo que tenía mejores oportunidades y con eso se fue.
—Gracias Wilson, cualquier cosa estamos en contacto.— cuelgo y me paseo de arriba abajo decidiendo qué hacer.
Vuelvo a marcar su número un millón de veces y en todas me responde la maldita contestadora
¿Por qué no respondes nena?
Al poco tiempo Erick está a mi lado.
—No me contesta, ¡Cristo bendito! Que esté bien.
Sigo paseándome de un lado a otro y paso mis manos por el cabello más veces de las que podría contar.
—¿Quién no contesta? — pregunta Erick poco tiempo después.
—Scarlett.
—Debe estar ocupada campeón.
—Renunció
Digo más para mi que para él.
—¿Qué? ¿Por qué?— Que gracioso, es mismo pregunté.
—No..no lo sé
Hago señas a mi chófer Walker y llamo para que alisten el jet de la empresa.
—Te acompaño— dice Erick.
Mi cabeza va a mil revoluciones por hora ¿Por qué renunció? ¿Por qué carajos no responde?
¿Dónde estás, nena?
Hago mil llamadas más pero ninguna contesta, lanzo mil improperios como si me fueran a servir de algo.
Al llegar al aeropuerto de Villavicencio me subo a la camioneta que está dispuesta al bajarme del jet.
—Tienes diez malditos minutos para llegar a mi apartamento—le digo al inútil del chófer que es nuevo. Asiente y salimos camino a casa.
—Cálmate Corrigan, todo va a estar bien—Pero algo dentro de mi me hace sentir lo contrario
Que estés bien, nena, que estés bien.
Abro la puerta del apartamento lo más rápido que puedo, grito su nombre pero nada, no hay señales de ella. Entro a la habitación, al estudio, a los baños pero no está.
Vas a terminar matándome, nena.
Entro a la sala de estar Y entonces lo veo. Mi estúpida venganza, veo que ella, ella es una Williams
¿Por qué no lo vi antes?
Por qué tuve que enamorarme de la hermana que provocó el accidente que mato a mi todo, a mi mamá, la hermana de quién destruyó mi familia.
¡Joder!
Lo he dañado de nuevo. Dañé a la mujer que me devolvió la vida. Dañé a la mujer de mis sueños.
La dañé mucho antes de proponérmelo.
Tomo cada uno de los documentos que hay esparcidos por el suelo los arrugo como si eso fuera a aliviar mi frustración. Como si con ello la pudiera traer de nuevo.
Ella me dejó.
La misma mujer que me dio vida es la misma mujer que hoy me abandonó.
Lo jodiste nuevamente Corrigan.
He jodido nuestro siempre
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Te elegí para SIEMPRE
RomanceScarlett, una joven con tan solo 23 años de edad, ha evitado el amor a toda costa. Sabe que el amor duele, que el amor no es bonito y sobre todo, tiene claro que los "siempre" están sobrevalorados. Tomás Corrigan, el chico que la dejó sin palabras...