Capítulo 37

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Luego de ocho eternas horas de viaje, por fin estábamos en New York, en todo el camino no hice sino dormir pero sentía como si no hubiese pegado el ojo en mil años, por lo que cuando entramos a la suite del hotel le di un besote a mi cama y caí rendida ante ella.

Esta se iba a convertir en el tercer amor de mi vida.

La mañana del sábado me levanté a regañadientes, me vestí decentemente para la larga reunión que nos esperaba, al salir de la habitación mi jefazo estaba en la sala de estar con un súper desayuno servido por lo que apenas y lo saludé y me puse literalmente a devorar y no miento cuando digo devorar. Nicolás no hacía sino verme como si yo le hiciera gracia.

—¿Qué?—e dije con los buenos modales que tenía en la mesa, y si, a eso me refería a que le hablé con la boca llena.

—Sabes qué todavía tenemos tiempo ¿Verdad?

—Si ¿Y?

—No, nada, sólo decía.—se limita en decir

Me quedé mirándolo más tiempo del que debería para luego seguir deleitándome con mi desayuno.

Cosa rica de la vida.

Bajamos al salón de eventos en el cual dispusieron de una larga, larga, larguísima mesa que ya estaba ocupada con algunos de los que suponía yo eran socios. Mi Adonis entró emanando esa superioridad que haría que cualquiera mojara cuco con tan solo el mirarlos.

Y no lo decía en broma.

No es que yo no haya mojado cuco, no señor.

En lo que iba, encabezó la mesa y yo me situé tras él a la derecha.
Luego de tres larguísimas horas tomando apuntes, respondiendo una que otra consulta de mi jefe y de orar a todos los doce dioses del Olimpo para que se apiadaran de mí y quitaran toda la pereza y aburrimiento de este cuerpo trabajador que al parecer me escucharon porque minutos después se dio por terminada la reunión. Por lo que yo me levanté en un santiamén pero con lo que yo no contaba era que mi jefe tenía uno que otro asunto que resolver y aquí estaba yo, más aburrida que cualquiera en aburrirolandia.

No sé exactamente cuánto tiempo pasó pero cuando mi jefe me llamo y me dijo que nos podíamos ir me levanté de un brinco y le di un sonoro beso en la mejilla.

—De haber sabido que ese era mi premio hace bastante tiempo hubiera dado por terminada la reunión.

—No sé cómo te puedes aguantar toda esa cháchara—digo exageradamente.

Este me toma del brazo y nos dirigimos a nuestra suite.

Llegados allí al entrar mi Adonis me tomó por sorpresa y me besó tan desesperadamente que pensé que quedaría sin labios. Sus manos estaban por todas partes y a la vez en ninguna, sus labios dejaron los míos y trazó una línea de besos por mi mandíbula y cuello, un gemido se escapó de mi boca y este respondió acercándome más a él al punto que podía sentir su excitación. Noté su respiración dificultosa cuando atendió nuevamente mis labios pero esta vez de una manera diferente, su beso fue más gentil y tierno pero también apasionado.
Nos separamos en busca de aire y mi Adonis tomo mi rostro en sus manos inclinándolo para que nuestras miradas se encontraran.

—Eres tan hermosa, nena.

Flashback

Tomás y Scarlett estaban celebrando su primera semana como pareja, ambos estaban feliz con su siempre por lo que decidieron hacer una pijamada en casa de Tomás viendo películas y comiendo helado en la habitación de él.

Scarlett juguetonamente tomo helado y se lo lanzó a Tomás, los rastros de helado se derretían en el torso de este.
Ambos sabían que la tensión sexual que existía entre ellos era grande por lo que a Tomás se le ocurrió la idea que le limpiase a besos, Scarlett que no se dejaba intimidar por su novio decidió seguirle el juego dándole ventaja a él para que embadurnara la cara de su pequeño angelito, lo que era un juego inocente terminó en deseo.

Tomás tomo la cara de su hermosa chica mirándola directamente a los ojos al tiempo que le susurraba tiernamente. "Eres tan hermosa, nena"

Fin del flashback

Nicolás me miraba expectante mientras me sacudía por los hombros, su mandíbula estaba tan apretada que me dio miedo que se lastimara.

—¿Estás bien?

—Yo, yo, necesito el baño— me separé de él y corrí hasta la habitación contigua y me dirigí como había dicho al baño.

Mi respiración era irregular y mi cara estaba tan pálida que tuve miedo de desmayar.

Inhalar, exhalar, inhalar, exhalar

Me ordenaba mentalmente

Cuando por fin pude respirar con normalidad me dije a mi misma que no podía seguir con el acuerdo de Nicolás, no podía seguir adelante cuando ni siquiera había cerrado lo que tenía con Tomás. Necesitaba paz mental.

Debía avanzar.

Te elegí para SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora