Capítulo 13

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Si me hubieran dicho unas semanas atrás que mi jefe me daría un bonito ramo de girasoles, sin duda les hubiera dicho que están locos y probablemente dado el número de alguno que otro psicólogo.

Pero en toda la mañana una sonrisa ha adornado mi cara. Todos los que han preguntado el por qué de mi estado de ánimo más alegre de lo habitual al ver mis bellos girasoles tienen suficiente.

Estoy en la oficina con la recaudadora Caroline, Álex y Wilson escuchando mis manos necias de los claxons. ¿Ya les dije que todos en la oficina somos fans de la música corta venas y romanticona?
Somos unos sensiblones

—Al parecer hoy se respira amor de norte a sur—nos sorprende mi jefe haciendo acto de presencia— Buenas tardes

—Jefe, hoy tenemos reunión a las cinco—ese fue el saludo de Wilson con todos

—Bien ¿Qué temas se tratarán?

—Solo planificación de la temporada

Tomás da un repaso por toda la oficina y sus ojos recaen en los míos y sonríe.

—Vaya, a alguien le han alegrado el día. Girasoles, señorita Williams, buena elección.—asiente socarron

—Si, suena a que es un tipo con buen gusto. Son mis flores favoritas.—ambos sonreímos complices de nuestro secreto para luego concentrarnos en nuestras respectivas obligaciones de trabajo

Estamos esperando a Caroline para empezar con la reunión. No es que ella sea la madre puntualidad y es cosa que me choca, debería estar aquí hace ya diez minutos. Si por mi fuera, no la dejaría presenciar la reunión y que se pusiera al día después... Refunfuño y esto llama la atención de Tomás quién me mira por lo que parecen años y yo le mantengo la mirada desafiándolo y este arquea sus cejas entendiendo mi punto, hasta que al fin desconectamos al sentir la llegada de Caroline.

—Bien, ya que estamos todos— empieza Wilson— y sabemos el por qué de esta mini reunión. Quiero decirles que el año pasado logramos un 7% más de lo que esperábamos con la temporada navideña. Lo que nos posicionó en el puesto tres a nivel nacional de las sedes de nuestra empresa, este año queremos sobrepasar ese porcentaje. Por eso, quiero oír sus ideas—sus ojos nos repasa a todos esperando por respuestas

—Sobrepasar un 67% es casi que imposible, no veo como lo vamos a lograr—aporta Caroline antipática como siempre.

—Si el año pasado logramos un 7%, ¿por qué no este año lograr un 13%? La empresa tiene la capacidad, es solo cuestión de buscar estrategias—la atención de todos está sobre mi y me anima a seguir— es decir, darle a los clientes los que ellos necesitan, si vemos ellos empiezan con sus compras a mediados de noviembre. La decoración es lo más vendido a finales de ese mes y a principios de diciembre. Podemos aprovechar las exhibiciones ya que todo entra por los ojos. Luego vienen los regalos sobre todo para niños. El caso es mostrar conforme vaya siendo la necesidad y no agrupar todo de inmediato como en años anteriores. Ahora bien, se necesitan dos personas más para la temporada, eso hará que haya un mejor rendimiento y mejor servicio al cliente — opino, y se hace un silencio sepulcral... hasta que Caroline habla

—No vamos a lograr siquiera llegar al 10% y el almacén siempre ha venido mostrando decoración desde diciembre junto con juguetería, el cambiar las cosas nos complicaría todo

—Me parece un muy buen aporte, excelente idea—interviene Tomás, y siento mi cara hervir de vergüenza mientras que una sonrisa burlona se forma en los labios de Caroline.

No esperé que aceptara lo que dijo Caroline, ya que si podemos alcanzar un porcentaje mayor al siete por ciento y posicionarnos en el el primer lugar

—Sin embargo— continua Tomás— si creo que la empresa pueda llegar al 13% más que el pasado año. Señorita Rivera, Si a usted le parece que la empresa no esta en condiciones de crecer, no entiendo entonces el por qué sigue aquí. Así que le pido que se marche de la reunión.

—Pero...

—¿No entendió lo que le pedí? Márchese por favor

Caroline sale maldiciendo por lo bajo y a mi el alma me vuelve al cuerpo.

Le gustó mi idea.

—Entonces como ya mencioné, me parece buena propuesta. Así que ¿Señorita Williams? Queda a cargo la organización del almacén. Wilson, dos asesores más para empezar en noviembre. Álex, a su cargo queda el pedir la mercancía. Pueden irse a descansar. Hasta mañana–concluye la reunión.

Estoy tan feliz, más que feliz. Dichosa. El tener la aprobación de él para mi fue más importante de lo que imaginé, mis compañeros se despiden y estoy a punto de marcharme pero él me llama.

—¿Scarlett?

—¿Sí?

—Me alegro que estés de nuevo con nosotros.

—Yo también me alegro de estar aquí de nuevo.

—¿Tendrías tiempo el sábado en la noche? Quiero invitarte a cenar

—¿Es una cita, jefe?

— Desde luego que sí, las 8pm ¿Esta bien para ti?

—A las ocho es perfecto— le sonrió—Hasta pronto

—Que estés bien

Tengo una cita, una cita con mi jefe

Salgo a toda prisa de la oficina y una vez afuera doy un par de brinquitos por la felicidad que me invade en esos momentos


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