PARTE 1
Salgo del almacén en el que trabajo camino a casa, tomo mis audífonos y pongo el volumen al máximo al tiempo que suena bajo el agua de mi querido amor Manuel Medrano.
Estoy en la parada del autobús perdida en mis pensamientos recordando el momento en que esa canción se hizo tan importante para mí. De repente, siento un breve empujón en mis piernas mientras la sensación de frío llega a través de mis jeans
¡Excelente!
Bajo mi vista y me encuentro con una pequeña de ojos grandes y cabello negro perfectamente rizado, su cara refleja tal miedo que me olvido de dicha sensación en mis piernas. Me quito uno de los cascos de los audífonos al tiempo que ella abre su linda boquita.
—Lo-lo siento—balbucea casi en un susurro con el miedo reflejado en sus dulces facciones.
—Tranquila—la calmo—no pasa nada—solo una enorme mancha de helado en mis jeans, pero nada mas.
Ruedo mis ojos mentalmente en desaprovacion por mi comentario no dicho.
La chiquita me regala una linda sonrisa que sin duda le devuelvo pero, al alzar mi vista me encuentro con uno de los hombres más guapo que haya visto en mi corta vida , dice algo pero sinceramente no sé lo que habla ya que mis ojos han hecho un rápido repaso de su apariencia y juro por mi vida que cualquier mujer en mi lugar botaría baba a cántaros, sin exagerar.
Es alto como de 1.83cm si no es mas, tiene el cabello tipo me acabo de despertar y no me importa, unos ojos color miel que hacen un perfecto conjunto con sus largas pestañas y sus preciosas cejas pobladas.
¿Ya les dije qué los hombres de cejas pobladas son mi debilidad?
Pues...
Está vestido con una camisa negra de magas largas ligeramente remangada a sus codos, jeans y unos mocasines a juego. Si mis amigas se toparan con esta creación divina, estarian hipnotizadas por su presencia.
Un leve movimiento de su mano hace que salga de mi trance
—¿Te encuentras bien?—pregunta y puedo ver como trata de ocultar una pequeña sonrisa.
¡Idiota! Por supuesto que lo estoy, no es como que este idiotizada por el bendito olor a hierba y...¿vainilla? que su generosa anotomia desprende
—Eh... Sí —.Me apresuro a decir antes que mi subconciente me traicione
—Siento mucho lo de mi hermana— Su voz baja unas cuantas octavas y su susurro afecta mi sistema nervioso produciendo unos pequeños escalofrios que me recorren de pies a cabeza.
Perfecto, ahora parezco una adolecente que no sabe controlar sus hormanos.
—¿Tu hermana?—Interrogo y parece ver la confusión en mi rostro ya que me mira divertido. Como decia, mi subconciente suele traicionarme ¡Y vaya momento en que lo viene a hacer!
—Tus jeans—responde babilónico como si fuera lo más obvio.
Ahh, mis jeans ¿Qué tengo en mis jeans?
—Uh, no pasa nada fue un accidente— mis palabras salen tan atropelladas que me averguenzo de mi misma en cuanto salen de mi boca.
—Linda canción
—¿Cuál canción?— Cuestiono y esta vez para mi fortuna soy bendecida con una enorme sonrisa. Él toma el casco del audífono que está sobre mi hombro a modo de respuesta.
¿Por qué me estoy comportando cómo una tarada?
Deben ser sus cejas, estoy segura de eso y de no ser así, en mi defensa diré: es su aroma el que me hace entrar en estado de idiotismo severo.
—Amo a Cepeda— Explico y de inmediato me arrepiento ¿Por qué si quiera dije eso?
—Es un excelente artista—se encoje de hombros y esconde sus manos en los bolsillos de sus jeans
—Tengo sueño—dice la pequeña acompañada de un bostezo que mi boca imita haciendome caer en cuenta el cansancio de mi cuerpo.
Sonrío por la chistosa escena en la que me encuentro.
—Ya vamos a casa pequeña—el chico se agacha y toma en brazos a su hermana dirigiendo nuevamente su atención a mi—siento mucho lo de mi hermana y...—deja que la frase quede en el aire queriendo que la complete con mi nombre.
—Scarlett
—Scarlett— saborea sus propias palabras y casi quiero que lo vuelva a hacer, casi —ten una excelente noche.
—Gracias—sonrío—adiós—me despido mientras él avanza con la Chiquita en brazos mientras yo me deleito con su increible porte.
Unos cuantos pasos adelante se detiene y gira diciendo:
—Tomás, me llamo Tomás—me regala otra de sus tan perfectas sonrisas y sigue su camino como si supiera lo que su presencia le hace a mi debil sistema nervioso.
Me quedo ahí parada por lo que parecen eternidades aún tratando de procesar mi comportamiento frente a ese chico. Hizo falta que me mirara para quedar helada ante su belleza, hizo falta que hablara con su ronca pero suave voz para que mi cuerpo se estremeciera con sus palabras, meneo la cabeza mentalmente en desaprobación, algo en mi me dice que no podré sacar a este chico de mi cabeza.
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Te elegí para SIEMPRE
RomanceScarlett, una joven con tan solo 23 años de edad, ha evitado el amor a toda costa. Sabe que el amor duele, que el amor no es bonito y sobre todo, tiene claro que los "siempre" están sobrevalorados. Tomás Corrigan, el chico que la dejó sin palabras...