Capítulo 49

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Tomás

¡Malditos timbres daña momentos de intimidad!

Me aparto a regañadientes de ella y me acomodo de mala gana en el mueble.

—Esto, yo creo que debería ir a abrir—asiento malhumorado y ella en cuestión de segundos desaparece de mi campo de vista.

«Tomo lo que me quieras dar» un suspiro de alivio sale de lo más profundo de mi garganta. Ella lo va a intentar conmigo, ese simple pensamiento borra todo rastro de frustración en mi cuerpo.

Voy a darte lo mejor, nena.

Tomo mi celular y realizo una llamada.

—Señor Corrigan—contesta Trevor tan profesional como siempre.

—Trevor ¿Cómo van las cosas de la semana que viene? ¿Alguna novedad?

—Todo sobre ruedas

—Bien, perfecto—escucho pasos acercándose—Avísale a las chicas—cuelgo y en esos momentos aparece mi socio junto con la mujer de mi vida.

Este maldito siempre ha querido lo que es mío.

—Corrigan, no esperé encontrarte por acá—lo mismo digo, imbécil.

—Colins, ¿Cómo va todo?

—Bien, justamente venia a hablar con la señorita Williams de nuestro proyecto.

—Yo tengo parte de la documentación guardada en mi correo—se apresura en decir ella—Tomás, podría ayudarme con ello ¿Verdad?—la comisura de mis labios se forma una pequeña sonrisa triunfadora.

—¡Por supuesto! Para mí sería un placer.

—Toda queda en tus manos Scarlett—odio como suena su nombre de sus asquerosos labios—Debo irme, tengo una reunión de negocios.—ella asiente—Cuídate—dice y le da un beso en la frente.

1...2...3

Cuento y me ordeno calmarme.

—Corrigan, estamos en contacto—me extiende su mano y yo en contra de mi voluntad la acepto y la apreto más de lo que debería.

—Buen viaje—me limito a decir.

Scarlett

La tensión que hay es casi que insoportable.

—Te acompaño—ofrezco a mi jefe.

Caminamos a la par y una vez llegados a la puerta él se detiene y yo lo hago junto con él.

—Nunca te des por vencida— y con esa frase en el aire se va.

¿Qué quiso decir con eso?

Luego las raras somos nosotras las mujeres. El vello de mi cuerpo se eriza al entender sus palabras.

¿Esto es alguna señal divina?

—Voy por los documentos y nos ponemos a ello ¿Te parece?—Tomás habla cerca, no sentí su presencia.

—Claro—digo—te espero—sale y yo me quedo ahí parada.

Es como si nunca nada hubiera pasado entre los dos. Como si no hubiesen pasados diez meses, es como si el tiempo nunca hubiera corrido entre los dos. A pesar de que siento dolor por lo que aconteció en el pasado, de alguna manera Tomás hace todo mas liviano.

Con él me siento completa. Desde que él está aquí conmigo no he vuelto a llorar en las noches, mi corazón se acelera cada que él está cerca mío y su presencia es como mi talismán. Junto a él no conozco de miedos y mis defectos para él son perfectos. El y yo somos perfectos juntos.

Te elegí para SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora