Capítulo 27

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No sé en qué momento terminamos sentadas en medio de los planos y lápices de mi mejor amiga, no hemos dicho ni la más mínima palabra, ellas intercambian mi pase de vida —sí, así lo he llamado— pero no dicen nada, creo que si no lo hacen en los próximos segundos tendré que acudir a cualquier tipo de socorrista.

Exagerada, lo sé.

Ambas me miran al tiempo y sueltan una risita tímida.

¡Dios mío! ¡Que digan algo!

Tampoco es que les haya mostrado la propuesta de la paz mundial. No es para tanto

—Esto, hemm. Así que ...lo lograste—al fin habla Juliana

¡Jesús bendito!. Que alivio.

—Ajá, si

—Entonces, ¿España?

—Ujum

—Y... ¿Tomás?

Y esa era la pregunta que no quería que me hicieran, no me había permitido pensar en él. En el daño que causó.Es ahí cuando todo me golpea, mi hermana, mis papás, mis sentimientos hacia él, Mi beca para estudiar en España.

¡Santo!

No me permití llorar la muerte de mi hermana, no me permití llorar cuando mis papás me dijeron "hemos quedado sin nada, estamos en quiebra" No me permití llorar por la promesa de Jess

¿Por qué no me dijiste qué iba a ser tan difícil, Jess?

No me permití llorar en dos largos años pero ahora no puedo ser más fuerte, no puedo simplemente dejarlo pasar. No puedo no llorar. Lloro porque aunque sé que los planes de Dios son perfectos, ahora mismo siento como si me hubiera abandonado, como si hubiera quitado toda su misericordia de mi lado.

Lloro por lo que he callado.

Lloro porqué mi silencio era un grito desesperado.

Mis amigas al lado mío me abrazan aún sin saber lo que ha pasado y les agradezco silenciosamente su apoyo .

Perdóname Jess, perdóname por no cumplirte.

No sé cuánto tiempo he llorado, así que me deshago del abrazo de mis amigas y seco mis lágrimas Y me armo de valor para hablar.

—Mi hermana—empiezo— ¿Antes de su accidente? Me hizo prometer que no lloraría su muerte, me hizo prometer que siempre la recordaría en su momento de plena felicidad—sonrío pero no me llega a los ojos— pero ¿Cómo puedes simplemente no derrumbarte cuando te has enamorado de la persona que terminó de hundirnos?—Un sollozo se escapa de lo profundo de mi garganta—sobre todo—sigo—¿Cómo simplemente dejas pasar el hecho de que le has profesado tú cariño a la persona que desde un principio jugó contigo? ¡Todo fue una maldita farsa!—lloriqueo—Y yo como estúpida caí.

Mis amigas no pueden ocultar su sorpresa y odio a la vez. Nunca antes en dos años me había permitido hablar de lo sucedido y ellas apoyaron mi silencio. Nunca quisieron tocar la herida.

—Sabes que puedes contar con nosotras ¿Verdad?— me dice Juliana al momento que me abraza.

—Lo sé. Gracias

—Entonces ¿Renunciaste?

—... sí.

—Scarlett, ahora puedes llorar todo lo que quieras solo si nos prometes que cuando ya no quede más lágrimas que llorar te levantarás y dirás ¡Hey, llegué yo, abran paso zorras!

¿Ven por qué las amo? Aún en el dolor me hacen reír.

—España allá voy. Psicólogos aténganse porque próximamente les llega competencia– digo aún con el vacío en mi pecho.


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