Capítulo 38

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Toc Toc Toctoctoc

Escuché los suaves golpes que Nicolás daba en mi puerta, debo estar pagando algún tipo de karma ¿Por qué no podían dejarme en paz cuándo me encerraba en un baño?

—Hey, Scarlett ¿Estás bien?

Estaba, hasta que decidiste interrumpirme.

—Sii, en un momento salgo​—me decidí en decir

—Te espero.

Me levanto del suelo y miré mi cara en el espejo, al menos lo pálida se me había pasado, pero viene la parte mas difícil de todas que es hablar con el buenon de mi jefe, espero que eso no vaya a complicar nuestra relación.

Tomo una profunda respiración y me armo de valor para salir de mi escondite.

—Hola—saludo a mi jefe que esta a tres pasos de distancia con cara de preocupación.

—Hola

—Esto, yo...Yo quiero hablar

su cara pasa de ser preocupada a ser divertida

—Estás hablando.

Pongo mis ojos en blanco y me doy una palmadita en la frente.

—Ya sé que estoy hablando, a lo que me refiero es...

—Lo sé, no hay problema, hicimos un trato ¿De acuerdo? ninguno de los dos prometió amor eterno

Me quedo perpleja por sus palabras, fue mas fácil de lo que pensé.

—¡Wow! Yo, Esto, no sé que decir

—No tienes qué, solo quiero que me escuches Scarlett, te conozco desde hace muy poco tiempo pero sé que eres una buena persona, como ya te dije antes, no sé quien te hizo tanto daño y tampoco quisiera saberlo, no porque no me importes, es solo que me conozco y no sé de limites ¿Bien?- Asiento- solo piensa en si mereces estar sumida en un mar de lástima o ser feliz con lo poco que tienes

—Gracias.

—Vamos a almorzar, tengo planes para nosotros

Llegados al comedor veo que hay dispuesto para nosotros salmón al punto y ensalada césar, mi estomago ruge y yo me dispongo a alimentarlo.

Nuestro almuerzo transcurrió en un cómodo silencio, ahora que estábamos comiendo un trozo de torta de chocolate me entró la curiosidad acerca de nuestros dichosos planes.

—Entonces ¿Tenemos planes?

—Si

—Uhhh, ¿Qué clase de planes?

—Ya veras— me guiña un ojo— ¿Estás lista?

—Sí, creo, es decir ¿qué me pongo?

—Supongo que unos de tus infaltables jeans y zapatillas estaría bien— Alza sus cejas divertido

Le dedico una sonrisa y me dirijo a la habitación a cambiarme, o mas bien a ponerme mis converse blancas y una camisa sencilla y holgada.

—Listo—Digo una vez salgo de la habitación y veo que el también se ha cambiado por unos jeans, deportivas y un polo celeste. Me gusta como se ve

—¿Admirando la vista señorita?

—Es usted un espectáculo digno de ver.

—Ya lo sabía.

—Engreído

—Hermosa— Y así salimos del hotel rumbo a Dios sabe donde.

Minutos después estamos a las afueras de la ciudad y solo soy capaz de ver toda la cantidad de soledad que rodea la carretera, donde quiera que este hombre me haya traído solo espero no ser la comida de algún caníbal...

—¿Asustada o intrigada?

—Ambas—doy un encogimiento de hombros.

—Ya llegamos.

Separo mi vista de su bella cara para posarla en lo que parece una pista de ... ¿Carreras?

—Es una pista de carreras— Responde mi pregunta no formulada.

—No me van las carreras automovilísticas.

—Nadie dijo carreras de autos—Sale del auto y yo no espero a que el me abra la puerta así que hago lo mismo.

Caminamos casi diez metros de distancia y un hombre de unos treinta años más o menos se acerca a nosotros con una sonrisa.

—Señor Colins, Que gusto verle.

—Nixón ¿Cómo van las cosas?

—Muy bien. Señorita, bienvenida.

—Gracias—respondo

—Espérame aquí, enseguida vuelvo.

Nicolás se retira con ¿wilson? ¿Victor? hacia lo que supongo yo guardan lo que sea que se haya referido él con "carreras". Segundos después escucho un sonido muy familiar que al volverme confirmo mis sospechas, Nicolás frena en seco a mi lado montado en una bella Ducatti Negra y plateada.

—¿Asustada?

Yo estoy todo menos asustada ¡Esa moto es una belleza!

—Yo...Yo—la sorpresa me ha dejado sin habla

—No tengas miedo. Súbete

Hago lo que me pide aun aturdida por la belleza que acabo de ver.

—Sujétate, aunque no voy a acelerar mucho, no tengas miedo.

Asiento y este acelera poco a poco y la sensación de felicidad me llena por completo. Damos por lo menos tres vueltas por la inmensa pista hasta que Nicolás decide dar por terminada nuestra travesía. Me bajo y el hace lo mismo y sin antes pensarlo tomo el puesto de él

—Eso no es una buena idea.

Juguemos un rato

—Enséñame—Digo con mi cara de niña buena.

—¿Estás segura?— Asiento levemente aunque muy entusiasmada.

—Bien

Me explica todo lo que ya sé aunque hago que le presto atención, luego de una larga charla de qué debía y qué no se hace atrás mío y yo poco a poco voy acelerando la moto. Siento como la adrenalina toma en control de mi cuerpo y acelero incluso más de lo que debería.

Esto si es vida.

No sé cuanto tiempo después se me antoja que ya es suficiente y freno sintiendo como Nicolás se baja y yo lo hago tras el.

Después de quitarme el casto y las rodilleras me vuelvo hacia él que tiene un semblante indescifrable

¿Se habrá enojado?

—¿Qué pasa?

—Eres una loca—espeta con diversión— ¿Por qué me me hiciste creer que no sabías manejar?

Suspiro y sonrío

—Porque tú pensaste que yo estaba asustada.

—Eres toda una caja de sorpresas.

Nos despedimos de la bella moto para regresar a nuestro hotel a hacer maletas y viajar de nuevo a España.

Te elegí para SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora