*Capítulo 16: Perfume de Violetas

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/Aubry Illuminot/

Decidimos alejarnos un poco de toda la emoción y la revuelta que había ocasionado el partido. Después de la interrupción de aquella chica que estaba claramente molesta con mi presencia, nos marchamos.

-No sabía que Ron era tan bueno en la cancha- dije extrañada.

-Ni me lo recuerdes, que caí de la escoba mientras lo alababan- frunció el ceño.

-Lo sé, fue todo muy extraño ¿no crees?

-Apuesto a que hicieron trampa- comentó Draco.

-O solo fue suerte- hice una pausa y lo miré. -¿Suerte Líquida tal vez?- sonreí recordando el frasco que su amigo Harry tenía en su poder y los usos que le pudo haber dado.

-Podría ser- asintió.

-¿Crees que Slughorn tenga más de eso en su salón?- pregunté.

-Es su hora libre, ¿Quieres ir a averiguar?- propuso con aquella mirada que dejaba mucho en que pensar.

-Vayamos.

Tomé su mano y ambos caminamos con cuidado de no ser vistos por los pasillos hasta llegar al Salón de Pociones, no había nadie sin embargo estaba totalmente abierto.

Entramos con toda la confianza y en la mesa que estaba al fondo, se encontraban las más recientes pociones.

Miramos de una en una por unos diez minutos hasta rendirnos pues no descubrimos nada de suerte líquida, probablemente aquella botella que regaló fue la última.

-Mira, aún está la amortentia aquí- se burló del caldero colgante en el que estaba.

-¿A qué olerá ahora?- pregunté mirándolo a los ojos con detenimiento. Había entendido a lo que me refería y asintió.

Me acerqué y capté el olor más fascinante de todos, era una mezcla de menta y alguna otra cosa que definitivamente le pertenecía a Draco. Sonreí en cuanto lo supe pero no dije nada al respecto.

-Tu turno- señalé.

Imitó mi acción y al separarse se veía confundido.

-Ahora sí sé a qué huele, a perfume, uno muy especial. Perfume de Violetas- sonrío de la misma manera que yo hice.

Mi corazón se aceleró automáticamente.

-Draco....- se acercó un poco a mi. -Ese es el perfume que yo uso- comenté un poco sonrojada.

-Lo sé, y eso lo dice todo- al terminar la frase se acercó aún más, puso sus brazos a cada uno de mis lados acorralándome contra la mesa y me besó sin previo aviso.

No perdí la oportunidad y seguí su ritmo, había esperado un par de veces para esto y estaba segura de que ninguno de los dos se atrevía a dar el primer paso.

El beso continuo lento hasta que hubo un momento de suma desesperación.

Al separarnos lo único que hicimos fue mirarnos en silencio por minutos, comprendiendo lo que acababa de suceder, aunque a los dos nos adornaba una gran sonrisa. Hasta que oímos un ruido que nos hizo separar de golpe.

-Ah, qué lindo es el amor- comentó el profesor Slughorn en la puerta. Ni siquiera lo habíamos notado. -Espero que no hayan tomado de esa pócima- señaló la caldera con la Amortentia.

Negamos y salimos apresurados del salón sin siquiera decir algo, una vez en el pasillo estallamos en carcajadas.

La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora