La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}

*Capítulo 43: Aclaraciones

/Draco Malfoy/

La Pascua había llegado, pero para nosotros no hubo celebración de ningún tipo, al contrario, todo se había vuelto más complicado, al parecer la Guerra estallaría en cualquier momento y todos se preparaban para ello. En la Mansión ya no se encontraban los Mortifagos, de hecho cambiaron a un cuartel distinto y solo llamaban a mi padre si era necesario pero eso casi nunca pasaba. Tal parecía que querían deshacerse de nosotros.

Un fin de semana donde yo creí que todo sería más tranquilo, nos llegó un comunicado urgente: Los Carroñeros anunciaron creer que tenían entre sus manos a Harry Potter, pero necesitaban a alguien que lo pudiera reconocer realmente y nadie mejor que yo.

Cuando llegaron a casa con sus prisioneros nos mandaron llamar a la gran sala donde ya estaban ellos junto a Fenrir Greyback, mis Padres y Bellatrix. Aubry me acompaño.

-Draco, necesitamos que confirmes la identidad de este chico- dijo mi madre señalando al frente.

Y a decir verdad a primera vista no parecía Potter, tenía la cara un tanto desfigurada, solo alguien quien verdaderamente lo conociera podía identificarlo de verdad. Lamentablemente yo realmente si lo hacía. Pero no venia solo, miré hacia el frente donde se encontraba esa estúpida Sangre Sucia y el pobre de Weasley.

Bellatrix lo sostenía jalando su cabello para que el chico me mirara directamente.

-¿Y bien?- preguntó emocionada, sus ojos se abrían a más no poder.

-No estoy seguro

-Draco..... mira con atención- se acercó mi Padre por detrás, tomó mi hombro y me obligó a escucharlo. -Si somos nosotros quienes entregamos a Potter al Señor Tenebroso, nos perdonará. ¡Todo volverá a ser como antes!- escupió ansioso por saber la verdad a cerca de su identidad.

Él tenía razón, todo volvería a ser como antes, ¿o no?

-No olviden quienes lo encontraron en realidad- se burló uno de los carroñeros que aguardaban a mis espaldas. -¿Verdad señor Malfoy?

-¡Te atreves a hablarme así en mi casa!- inquirió molesto.

-Basta Lucius- llegó mi Madre a su lado para tranquilizarlo y lo alejó totalmente. Miré de nuevo al frente. Bella se acercó a mí y tomó mi mano con tranquilidad.

-No seas tímido cariño, ven acá- sonrió. -Escucha, si no es quien creemos Draco y llamamos al Señor Tenebroso, ¡nos matará a todos! Debemos estar seguros.

Lo miré al agacharme a su altura, se veía aún más horroroso de cerca.

-¿Qué le pasó a su cara?- pregunté con temor, para intentar desviar la atención.

-¿Sí que le pasó en la cara?

-Así lo encontramos- afirmó alguien a lo lejos. -Suponemos que algo le pasó en el bosque-

-O le hicieron un embrujo punzante. ¿Fuiste tú linda?- preguntó apuntando a Granger. -Dame su varita, veamos cuál fue su último hechizo- se fue caminando en dirección opuesta.

Él me miró de una forma extraña, no se veía asustado ni temeroso o algo por el estilo, si no decidido y un poco suplicante.

Mi madre se acercó y toco mi hombro, del otro lado se colocó Aubry quien se agachó y susurró: "Recuerda, del lado correcto"

Aproveché para ponerme de pie, tomar su mano y asentir entendiendo lo que pasaba.

Bellatrix seguía riendo hasta que dio un grito sorprendida y se detuvo en seco. Todos giramos para ver de lo que se trataba.

-¿Qué es eso?- apuntó a una espada que un carroñero sostenía. -¿Cómo la obtuviste?- preguntó asustada.

-Estaba en su bolso cuando la registramos. Pero ahora es mía- contestó con simpleza.

Ella le lanzó un hechizo que lo hizo volar lejos y con un rápido movimiento tomó la espada y atacó al resto de los carroñeros.

-¡Lárguese!, ¡Lárguense!- gritó una y otra vez mientras los otros corrían fuera de la Mansión. -Cissy, ¡encierra a los chicos en el sótano!- le ordenó a mi Madre, tomó a los dos y se los entregó a Colagusano quien salió por tanto ruido, para que lo hiciera. -Voy a tener una conversación con ella, de chica a chica- finalizó para tomar a la Sangre Sucia entre sus manos.

Le preguntaba cosas entre susurros y la chica respondía no saber de qué hablaba, pronto Bellatrix comenzó a hacer algo en su brazo mientras ella ahogaba la habitación con sus gritos.

Aubry me miró asustada. La tomé de la cintura para atraerla a mí en un abrazo protector, aparte no quería que mirara lo que ocurría.

La chica que estaba en el piso llevaba ahora una marca en su brazo, pero a diferencia de la nuestra la suya decía "Sangre Sucia", hecha con su propia sangre que brotaba.