*Capítulo 39: Aliados

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/Draco Malfoy/

El aire en el ambiente nos recordaba que el final del otoño estaba cerca.

Nos encontrábamos todos en la entrada de la Mansión, mirando cómo era que toda esa gente entraba por la gran reja y se acercaba cada vez más,  pero ya sabíamos que vendrían.

Carroñeros se les llamaba.

Y todos sin excepción reían consigo una gran sonrisa aterradora.

Aubry estaba lejos de mi, por alguna razón no se había colocado a mi lado como siempre pero de igual manera la miraba de vez en cuando para saber que se encontraba bien en este ambiente tan extraño y silencioso que se había formado. Sólo se escuchaban sus pasos y después nada, ya estaban al frente.

El que al parecer era el jefe dio un paso en dirección de Voldemort y comenzaron a hablar, se ponían de acuerdo.

Mientras tanto Mortifagos contra Carroñeros, las miradas se cruzaban con intensidad como si de una batalla se tratara.

Minutos más tarde el Señor Tenebroso hablo en voz alta. Se supone que todos aquellos eran nuestros aliados y nos ayudarían a capturar hijos de Muggles, lo único que los diferenciaba s nosotros era que no portaban la Marca.

-Tomen lo que necesiten y cumplan con el cometido- dijo finalmente.

Todos ellos vitoreaban alegres de poder servirle y poco a poco se fueron retirando entre gritos, risas y relajo.

Nosotros seguíamos quietos mirándolos fijamente hasta que un grito nos distrajo.

Aquel carroñero grande y despreciable había tomado a Aubry de la cintura e intentaba llevársela.

Ella luchaba contra ello pero al parecer a nadie más le perturbaba.

Sin importar lo que pudiera pasarme corrí hasta ella y le apunté con mi varita al carroñero.

-!Sueltala!- grité molesto.

-¿Si no que harás rubio?- preguntó mostrando sus asquerosos dientes y acercando su lengua al cuello de mi chica.

Al parecer todos se habían detenido a mirar aquella escena.

Pero tenía miedo no sabía con exactitud que hacer.

-Lucha por lo que quieres hijo- alcance a escuchar a mi Padre hablar. Y el tenía razón. Estaba harto de ser tan débil, si tenía su luchar por ella lo haría hasta el fin.

Le di a aquel hombre una última mirada y toda clase de hechizos pasaron por mi mente cuando seguía intentando tocarla a pesar de que ella daba pelea.

-Eres un cobarde, no lo harás y ella será mía- escupió y todos a mi alrededor estallaron en carcajadas.

La mirada suplicante de Aubry chocó con la mía.

-Avada Kedabra- susurre y de inmediato aquel carroñero callo al piso muerto. Todos cesaron sus risas y el que era su jefe dé acercó a mirarlo.

-Pobre idiota- fue lo único que dijo antes de que todos siguieran caminando hacia la salida, dejándolo ahí tirado.

Tomé la mano de Aubry, le dediqué una sonrisa y caminé con ella hacía el interior de la Mansión.

Los Mortifagos me miraban distinto, algunos con orgullo o simplemente respeto, mi Padre tenía una sonrisa discreta y mi Madre se veía aliviada.

Una vez adentro la llevé al cuarto y nos encerramos por el resto del día.

La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora