*Capítulo 54: Un Último Adiós

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/Aubry Illuminot/

Tomaría la palabra de Draco, pero antes habíamos vuelto a la Mansión Malfoy, era una semana algo difícil, las cosas comenzaban a ponerse en su lugar.

En los siguientes días serían condenados los Mortífagos sobrevivientes. Me alegra decir que a nosotros se nos perdonó por haber ayudado a Potter en más de una ocasión, aun así nos llamaron para testificar todo lo ocurrido.

También nos llegaban cartas sobre amigos cercanos o familiares que habían perdido la vida en la Batalla de Hogwarts. De la primera y única más cercana que supimos fue Bellatrix.

Narcissa se encontró sumamente triste por su hermana pero me empeñé en alegrarla diciéndole que estaba en un mejor lugar, cantando, brincando, riendo y gritando como tanto le gustaba y solía hacer. Lo que sí es que la Mansión se encontraba masa callada.

Draco ya les había dicho a sus padres que nos iríamos en un par de noches más, por lo que su Madre se dedicó a consentirnos al máximo y proponer ideas sobre dónde ir y que comprar, claro que jamás dejó de lado su forma tan elegante y pretenciosa de pensar, y su Padre nos dio un par de pláticas incómodas y advertencias.

-Demasiado tarde Lucius- pensé mientras miraba divertida a Draco quien solo apretaba mi mano para que cambiara de mirada disimuladamente.

Y teníamos todo listo, las maletas ya estaban en la puerta donde Bronx pronto apareció con un sobre en mano. A juzgar por su color lúgubre y oscuro sabía que se trataba de otra mala noticia.

Lo tomé con un suspiro, me senté al borde de la cama y después de mirar al rubio un poco asustada la abrí.

Bastó leer sólo una palabra para romper en llanto.

Fred.....

No, él no, me negaba a creerlo pero ahí mismo tenía la fecha y lugar en donde se despedirían de él por última vez. Era justo esa noche en un par de horas más.

"Realmente esperamos tu presencia"

Decía específicamente y no me sorprendió que fuera la misma Molly quien había firmado. Ella más que nadie sabía lo mucho que significaba nuestra amistad.

Tenía que verlo, tenía que ir y dedicarle un último adiós, así mismo pedirle perdón por ser la peor amiga en la historia.

Estuvimos de acuerdo en ir así que encargamos a Bronx esperar con nuestras cosas pues nos iríamos en la madrugada.

Tomé la mano de Draco y nos preparamos para aparecer cerca de la Madriguera reconstruida.

Un segundo más tarde ya estábamos en la puerta de la casa, me detuve en silencio pues no sabía si realmente quería aparecer ahí después de todo lo ocurrido. Iba a tocar cuando un ruido me hizo darme cuenta que no estaban adentro, había una carpa negra en las afueras, en el jardín.

Caminamos en silencio hasta llegar a la entrada de la misma, me asomé y pude divisar seis cabelleras rojas, al rededor de una caja de madera. Se llevaba a cabo un funeral al estilo Muggle y a juzgar por qué realmente los conocía, sabía que a Arthur le gustaba así, de una manera más cálida.

Pero había más gente, Harry también estaba ahí apoyando a su amigo, al igual que Hermione y la mayoría de la Orden del fénix, al menos los que aún quedaban.

No pude con aquella escena, me sentí totalmente cobarde y culpable de cierto modo que le pedí a Draco que esperáramos ahí, ocultos hasta que todos se retiraran.

Una hora más tarde poco a poco se iban, incluso sus hermanos se retiraban hacia su casa, los únicos que quedaron aún de pie junto a él eran George y Molly.

El chico abrazaba así madre mientras esta sollozaba por su bebé.

Tomé la mano de Draco y nos acercamos en silencio. A esas alturas mis lagrimas ya corrían, mis manos temblaban y temía por completo porque sabía que era la última vez que lo vería en mi vida.

Ambos me miraron en silencio al percatarse de nuestra presencia.

-Adelante cariño- susurró Molly intentando sonreír y caminando con su hijo hacia afuera, para darnos privacidad.

Y eso bastó para tomar el último aliento y valor para acercarme por completo, y observarlo de frente.

Parecía dormido, me gusta pensar que lo está, que solo está en un eterno sueño en el que es tan feliz que les hace bromas a todos, siempre riendo y con esa sonrisa que se marcaba desde sus ojos. Se veía tranquilo, parecía que descansaba y a pesar de que yo lloraba de tristeza, me alegraba ver en su rostro un toque aún de su brillo tan peculiar y debo decir que su cabello despeinado le ayudaba a lucir como siempre.

Por un momento recordé todo lo que pasé con él, desde que nuestros padres se conocieron cuando él y su hermano eran unos chiquillos, cuando George me jalaba el cabello haciéndome llorar y Fred me defendía, cuando me enseñó a montar una bicicleta Muggle que su padre tenía, cuando él y su hermano me obligaron a montar una escoba para practicar Quidditch, cuando nuestras familias se juntaban en Navidad a comer, cuando nuestros padres pelearon pero aún así nosotros dos nos mantuvimos juntos, cuando creí que estaba enamorada de él y lo besé, cuando me confesó el mayor de sus secretos y yo el mío, cuando por culpa de los prejuicios entre casas dejamos de hablarnos, cuando lo miraba en secreto por los pasillos de Hogwarts, extrañando sus bromas y compañía, cuando lo odié por arruinar por accidente algo en lo que había trabajado mucho, cuando ahora lo ignoraba totalmente, cuando ya no significaba nada para mí, cuando después de años lo volví a ver con orgullo en su propia tienda de artículos de broma y cuando justo después de eso prometimos que un día volveríamos a ser tan unidos como antes. Pero ese día nunca llegó. Finalmente apareció en mi mente su mirada de decepción al darse cuenta que yo era un Mortífago, y eso fue lo último que supo de mi.

-Lo lamento Fred, lamento haber sido tan mala amiga, lamento no haber vuelto ni una vez a tu lado y te odio porque cuando éramos pequeños prometiste siempre estar junto a mí. Y ahora simplemente no estás- dije mientras mi corazón se rompía por segunda vez.

Draco se acercó a abrazarme mientras yo lloraba desconsoladamente.

-Te vamos a extrañar Fred, los Weasley no volverán a ser lo mismo sin ti- le escuché decir a él.  -Y admito que me causaban risa tus bromas- finalizó para esta vez apretarme más contra su cuerpo.

Pasaron varios minutos antes de sentirme capaz de recuperarme. Me separé y limpie mis lagrimas. Al mirar atrás pude ver que George nos observaba en silencio. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

-Él iba a darte esto algún día- se acercó y me entregó un paquete. Me atreví a acercarme a abrazarlo, no era lo mismo que con Fred pero técnicamente era su otra mitad y eso bastaba para hacerme sentir un poco mejor. El chico correspondió mi abrazo con gusto. Al separarnos jaló mi cabello como alguna vez lo hizo y sonrió.

Nos despedimos por última vez y caminé con Draco de la mano hasta la salida.

Estaba lista para seguir y comenzar una nueva vida llena de aventuras al lado de la persona que más amo.

Ya más tranquila le dediqué una última mirada antes de desaparecer tal vez para siempre.

Fin.

La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora