La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}

*Capítulo 41: ¿El Lado Correcto?

/Draco Malfoy/

La alerta de que habían encontrado a San Potter había llegado a la Mansión, de inmediato algunos Mortifagos fueron a capturarlo, pero según lo que escuché lograron escapar de último minuto. Al parecer esos tres chicos si estaban teniendo éxito últimamente.

Durante toda la noche no pude dormir ni un momento, una idea rondaba entre mis pensamientos.

Me senté al borde de la cama, poniendo mi cabeza entre mis manos, tratando de olvidar todo eso pero claramente no pude.

Permanecí quieto por unos veinte o treinta minutos más hasta que escuché como Aubry se despertaba.

Nuestras respiraciones era lo único que se escuchaba en medio de la noche.

-¿Tú crees que todo esto está bien?- pregunté rompiendo el silencio total. Pude sentir cómo se incorporaba en la cama para sentarse al igual que yo.

-¿Realmente quieres saber lo que pienso?

-Me gustaría, sí- me giré para verla a los ojos. Aún en la oscuridad eran hermosos.

-Si te refieres a la guerra entonces sí, creo que todo esto está bien- confesó con pesadez.

-¿A pesar del dolor que causa?

-Sobre todo por el dolor que causa- suspiró. -Pero, yo no he dicho que peleamos del lado correcto, en realidad eso no lo sé. Son dos causas diferentes.

Tenía razón, no se podían comparar y sus palabras me hicieron pensar aún más.

¿Estamos del lado correcto? ¿O cometimos una equivocación?

-Pero en caso de estar del lado erróneo ya no hay marcha atrás, ¿o sí?- pregunté acercándome más a ella quien parecía imperturbable por mis dudad, tal parecía que ella lo había meditado noche tras noche hasta encontrar la respuesta o una respuesta para ella.

-Si lo hay cariño- acarició mi cabello con delicadeza transportándome a las primeras veces en las que nos conocimos hace ya más de un año. -No hablo de que a estas alturas y viviendo en tu casa los echemos a patadas o los traicionemos de la nada. Aún portamos la Marca y eso nos hace Mortifagos aunque ya no sea lo que queremos- soltó una pequeña risita. -Hablo de las pequeñas acciones, esas que haces porque tienes una corazonada de que s lo correcto, ya sabes como un par que yo he hecho- bajó la mirada avergonzada ante tal confesión.

Me contó lo sucedido el día de su misión, en la madriguera y con el trío de bobos.

-Lo entiendo- asentí mirando al frente.

-Pero aún así detesto a ese cuatro ojos, su amiga sabelotodo y el pelirrojo tonto- se rió contagiándome.

-Lo sé nena, no te juzgo.

Pero entonces ¿en qué posición nos ponía todo esto?

-Yo creo que el lado correcto es cualquiera en el que estés tú, y mis padres. Solo planeo pelear esta guerra si nuestras vidas dependen de ello, y lo hace- ambos nos recostamos de nuevo, yo estaba ya más calmado. Me acomodé poniendo mi brazo al rededor de su cintura, la conocía y sabía que tenía en el rostro una gran sonrisa, al igual que la mía.

-Prométeme que nada nos separará

-Nada lo ha hecho y nada lo hará- susurré y besé su hombro sellando mi promesa.