*Capítulo 20: Los Weasley*

11.8K 828 197
                                    


/Aubry Illuminot/

Mis Padres organizaban una fiesta de Navidad todos los años y este no era la excepción, les había pedido que los Malfoy fueran incluidos en la lista y ambos aceptaron con gusto, ya que tenían años de no verse.

Me encontraba camino a casa junto a Draco y su Madre, ninguno de los tres hablaba.

Su mano jugueteaba con la mía para hacerme sentir menos nerviosa, por alguna extraña razón lo estaba.

Miré a lo lejos mi casa, la Mansión Illuminot que era un poco más colorida que la de los Malfoy.

Sonreí al recordar que pasaríamos ahí nuestras últimas semanas de vacaciones.

-Espero que aquel estúpido elfo no se equivoque con lo que le encargué- comentó Draco mirando a su Madre, se veía algo inquieto con eso.

-Tranquilo hijo. Él nunca falla- sonrió mirando al frente.

A los pocos minutos llegamos y bajamos del auto, mi madre nos esperaba emocionada en la entrada, al igual que mi padre. Fui la primera en saludarlos con un abrazo y un pequeño beso en la mejilla.

-Narcissa que gusto volverte a ver- dijo mi madre abrazándola como si fueran viejas amigas, aunque en realidad lo eran.

-Este debe ser tu hijo- habló mi padre saludándolo. -Aubry nos ha hablado mucho sobre ti- continuó y luego me miró cómplice, sólo atiné a mal mirarlo.

-Adelante, están en su casa.

Me dirigí a mi habitación a dejar mis cosas. Draco venía tras de mí, miraba todo a su alrededor. Sólo que no lo dejé entrar al cuarto, cerré la puerta en su cara entre risas. Oí como se quejaba divertido del otro lado.

Al dejar mi maleta en mi cama me acerqué al escritorio que tenía a escribir una pequeña nota para Bronx, mi elfo doméstico, ya que le encargaría comprar unas cosas en la ciudad.

Al finalizar salí para toparme con Draco de frente su mirada era algo severa, pero a los segundos cambio a algo más suave.

-Vamos, te guiaré a tú habitación- dije tomando su mano y llevándolo al cuarto contiguo.

-¿Por qué no puedo quedarme contigo?- preguntó confundido.

-Porque no queremos otro incidente, ¿o a caso quieres que mis elfos nos encuentren como los tuyo lo hicieron?, o aún peor, podría ser mi padre quien lo vea- reí al ver su cara de miedo.

-No, así está bien gracias- dijo y entró a su habitación.

Pasaron un par de horas y me encontraba realmente aburrida así que fui por Draco, saldríamos a comprar cosas o eso le había dicho a mi Madre.

Caminamos por las calles del Callejón Diagon.

Habíamos entrado por el Caldero Chorreante de una forma apresurada pues le molesto que habíamos captado un par de miradas, en específico yo.

Tomó mi mano y caminamos mirando las tiendas, pasamos junto a una que tenía miles de artículos de Quidditch y él se detuvo con una sonrisa mirando las cosas. No lo encontré totalmente interesante pero lo que había al frente sí, era el Emporio de las Lechuzas, miré con nostalgia a una gran lechuza dorada recordando el pasado.

La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora