*Capítulo 35: Misión

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/Aubry Illuminot/

Bellatrix había aparecido burlona en la habitación, nos habían llamado a una junta emergente.

En ella se hablaba de una fiesta, que tendría lugar en la madriguera, siendo así una oportunidad increíble para atacar cuando su guardia estuviera totalmente baja. También se aseguraba que Harry Potter estaría ahí.

Así que era una misión, comenzaron a surgir los nombres de los Mortifagos que irían y sin haberlo esperado el mío salió entre ellos. Sabía que Draco saltaría a mi defensa y estuvo a punto de hacerlo por lo que me acerqué a él y lo besé para callarlo. Tenía que estar lo más calmado posible o él y su familia podrían pagarlo, el Señor Tenebroso estaba más irritado que de costumbre pero aquello que hice lo dejo pasar.

-¡Que asco!- dijo Bella entre estruendosas risas. El resto nos ignoraba algo incomodos.

Poco a poco se retiraban todos para prepararse.

-¿Qué fue eso?- preguntó confundido. -No es que no me gustara pero....

-Tienes que mantenerte más callado Malfoy- reproche.

-La chica tiene razón- dijo su Madre llegando a nuestro lado, Draco solo refunfuñó como solía hacerlo en Hogwarts. Por primera vez desde que estábamos ahí lo vi como antes, como aquel chiquillo rico que se molestaba si no tenía lo que quería. Y por un segundo me alegró.

-No te preocupes por mí, estaré bien es algo sencillo- me encogí de hombros.

A pesar de que se había negado y no había aceptado el que yo me fuera por un par de horas, no había otra opción.

Ya todos listos en el vestíbulo Bellatrix me sonrió de una extraña manera, ella también estaría ahí y de la nada tomó mi mano.

-No te asustes niñita y procura no morir, eres muy importante para mi sobrino- susurró de una forma calmada.

Tuve la esperanza por un segundo que ella era una buena chica y bastante normal, pero de la nada se giró a uno de los hombres que estaba a su lado, lo abofeteó y soltó una carcajada antes de desaparecer junto conmigo.

Se sintió un vacío y segundos más tarde ya estábamos fuera de una gran carpa, todos comenzaron a volar al rededor, el caos comenzaba a formarse y los ataques también. Pero del otro lado no se habían quedado quietos, también respondían toda clase de hechizos.

Tomé mi varita y me dirigí a ayudar, algún chico parecido a Harry se adentró en la madriguera y lo seguí, fui la única que lo hizo. Pero al entrar me encontré con alguien que por completo había olvidado que vería.

Los gemelos Weasley, específicamente Fred quien me veía asustado porque les apuntaba directamente con la varita, entre ellos estaba la pequeña Weasley notoriamente molesta.

-Aubry.....- dijo el pelirrojo después de unos segundos. -¿Por qué?- su voz sonaba rota. Apuesto a que jamás se hubiera imaginado que una de sus buenas amigas del pasado sería el enemigo y peor, portaría la Marca Tenebrosa que se asomaba por mi manga corta.

-Lo siento Fred- fue lo único que pude decir antes de apuntarles directamente y lanzar un hechizo. Los tres cerraron los ojos, una enorme nube de polvo se alzó y al disiparse se miraban sorprendidos.

No le había hecho daño a ninguno, no por haber fallado. En el último segundo la sonrisa de mi pelirrojo favorito apareció en mi mente y me arrepentí, alzando la varita, dándole a una parte del techo de la casa que soltó aquella nube.

-No soy mala- aseguré y aproveché sus miradas en silencio para salir huyendo.

Afuera las cosas se calmaban poco a poco, los Mortifagos volvían al cuartel a excepción de dos quienes fijaron otro rumbo. Yo les seguí a pesar de que no habían notado mi presencia. Igual ya era una de ellos y podía ser de apoyo.

Estábamos fuera ya de una cafetería Muggle en medio de Londres. Mal momento para tomar un café, pero me di cuenta de inmediato que se trataba del trío de oro quienes estaban ahí. Los Mortifagos se disfrazaron de Muggles y entraron. Me quede en la ventanilla mirando.

Los chicos al darse cuenta iniciaron una pelea, lograron vencerlos y les borraron la memoria. Y por alguna razón decidí entrar.

Los tres me miraron asustados y sorprendidos. Ron de inmediato alzó su varita contra mí al notar la presencia de la Marca en mi antebrazo.

-No voy a hacerles daño- dije a mis excompañeros.

-¿Porque debería creerte?

-Fred confiaba en mí- sonreí de lado al recordar su mirada de decepción. El pelirrojo bajo su varita. -Deben huir- dije acercándome a los dos hombres que estaban en el piso. -Tienen dos horas para estar lo más lejos posible. Debo dar aviso. No quiero parecer una traidora- agregué con una fría voz. Pero también les di una última sonrisa. Antes de tomar a los dos hombres para desaparecer de vuelta a la Mansión con ellos.

-¿No te quedaras unos minutos?- preguntó Hermione confundida.

-No debería escuchar sus planes, o podrían torturarme para sacar información. Es mejor que no haya nada en mi cabeza- asentí y me fui.

Aparecí justo en la puerta de la Mansión, uno de los principales Mortífagos me miró desconfiado.

-Los atacaron- dije con simpleza

-¿Por qué tú estás intacta?

-Soy más lista- afirmé con voz de queda.

-Buen punto, esos dos eran los más idiotas- sonrío de lado y se fue.

Entré y espere las dos horas para dar la noticia de donde había visto al trío de oro.

La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora