La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}

*Capítulo 29: Torre de Astronomía

/Draco Malfoy/

Había ya avisado de mi éxito con el Armario y no tardamos en emprender el plan.

Besé por última vez a Aubry.

-Corre y escóndete, habrán Mortífagos por todos lados, ten cuidado.

-También tenlo tú- sonrió triste y se fue.

Corrí a la Sala de Menesteres donde ya aguardaban a pasar. Dije el conjuro y salí de inmediato.

Una gran gran nube se hizo presente. Miré la Torre de Astronomía, hacia allá tenía que dirigirme.

Me encontré con Dumbledore, ya se encontraba ahí tan solitario e indefenso, se veía más débil de lo normal. Automáticamente saqué mi varita y apunté hacia él.

-Él confía en mí fui elegido- dije para llamar su atención y lo logré.

-Draco... Años atrás, conocí a un chico que tomó todas las decisiones equivocadas... por favor, déjame ayudarte- dijo tranquilo.

El miedo comenzaba a invadirme, el momento acercaba.

-¡Yo no necesito su ayuda! ¡¿No entiende que tengo que hacer esto?!... tengo que matarlo o él me matará a mí...- confesé desesperado, así que lo desarmé para dejarlo indefenso. -Espero que sepa que el ataque a los alumnos fue un error, yo solo quería matarlo- intenté sonreír para mostrarme fuerte. -Voldemort confió en mi, me entrego esta sencilla misión que acabara ahora.

Se escucharon un par de explosiones y las risas de Bellatrix no muy lejos, él me miró confundido.

-¿Cómo entraron?, ¿Cómo lo hiciste?

-Formé un pasaje con dos Armarios Evanescentes, hay uno en la Sala de Menesteres y otro en Burgin & Burkes- expliqué sin bajar la guardia,

-Que ingenioso- admitió.

Los Mortífagos subían ya por las escaleras y segundos más tarde estaban junto a mí.

Y Bellatrix no tardó en molestar.

-¡Vamos Draquito, tú puedes!, ¡Hazlo! ¡Mátalo!, ¡HAZLO!- rió.

-No tiene las agallas, justo como su padre- habló otro de los Mortífagos haciéndome enojar aún más.

-¡AHORA!- volvió a insistir ella.

Mi varita seguía firme y un par de lagrimas salieron de mis ojos, estaba muy enojado y a la vez asustado, no podía negarlo. Por mi mente pasó la imagen de Aubry, no podía hacerle esto a ella, no le convenía estar con un Mortífago como yo, sin importar la pureza de la sangre.

Miré a Dumbledore recordando las palabras de mi chica: "Debe haber otra solución". Bajé mi varita cuando justo llegó Snape a mi lado.

-No, yo lo haré. Se lo prometí a tu Madre- dijo mirándome, luego alzó la vista hacia Dumbledore quien miraba expectante.

-Severus, por favor- suplicó

-Avada Kedavra- lanzó el hechizo mortal hacia él, dejándolo caer desde la torre más alta de Hogwarts. Me quedé helado mirando al frente.

Una gran Marca Tenebrosa flotaba sobre la torre de Astronomía indicando muerte en manos de un Mortífago.

-¡Siiiiii!- gritaba Bellatrix y saltaba de un lado al otro, pronto bajamos y ella comenzó a destruir el Gran Comedor. Miré a mi alrededor nostálgico recordando todos los buenos momentos que pasé ahí con Aubry. Me detuve sin pensarlo.

-Tenemos que salir de aquí- insistió Snape. Asentí y de inmediato corrí por algunas de mis pertenencias, ya no podía volver. Estaba hecho.

Al entrar a mi habitación me encontré con Aubry, me apuntaba con la varita y me asusté por un segundo.

-¡Eres tú!- corrió a abrazarme. Me tranquilizo un poco.

-Está muerto- confesé. -Tengo que irme por un tiempo, no sé a dónde, solo huir. Iré con Snape- le informé mientras guardaba mis cosas más importantes en una pequeña maleta. Intenté mostrarme fuerte para ella.

-Pero....

-Prometo que te encontraré pronto- dije dándole un beso en la frente y partiendo.

-Te quiero Malfoy, no lo olvides- fue lo último que escuche de su parte.

Caminamos en silencio por el bosque hasta escabullirnos, pero Potter nos siguió.

Snape me indicó que me adelantara y se quedó a pelear con él. No me importó ya que iba hundido en mis pensamientos. Iría a casa después de un largo día.

Volví a ver a mi familia a salvo aquella noche.