Capítulo 4: Armario

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/Draco Malfoy/

Nos dirigíamos a la Sala Común de Slytherin después de la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras con Snape quien solo me lanzaba miradas atemorizantes.

Sabía lo del pacto que había hecho con mi Madre, ella misma me contó y dijo la importancia de mi deber con el Señor Oscuro.

Habían dado las seis de la tarde y a esa hora todos los días tenía un tiempo libre entre clases lo cual era perfecto para distanciarme totalmente de los chicos.

Poco a poco comencé a quedarme hasta atrás haciéndolos tomar la delantera. En el siguiente pasillo giré a la izquierda perdiéndolos por completo. Caminé y subí las escaleras hasta llegar al séptimo piso, fijándome siempre de no ser visto, hasta que hallé  el lugar en donde se encontraba lo que necesitaba.

La Sala de Menesteres.

Abrí la puerta y entré encontrándome con miles de cosas acomodadas tan aleatoriamente que sería casi imposible buscar y encontrar algo de tamaño diminuto como lo era un anillo o una libreta.

Era la típica búsqueda de una aguja en un pajar. ¡Pobre de aquel que tuviera que hacerlo en algún momento!

Caminé entre los pequeños pasillos que se formaban por mesas, libros, juguetes, escobas, algunas cosas rotas, escombros, ropa, joyas, muebles e incluso colchones y camas completas, hasta que noté un gran artefacto que se ocultaba tras una sábana color rojo la cual arranqué sin dudar.

Tosí un poco por la nube de polvo que se formó y sonreí satisfecho pues ahí estaba, el gran Armario Evanescente.

Una réplica exactamente igual a la que se hallaba en Burgin & Burkes.

Había dedicado un par de días en el verano a examinarla por dentro y por fuera, pues tenía que reparar esta que se hallaba aquí y para eso debía conocerla a la perfección.

De primera instancia noté que se oían extraños ruidos provenientes del interior, como si algo se moviera podría ser incluso el viento o un animalillo, pero al abrirla no había nada, era simple madera vieja de un tono demasiado oscuro.

De primera instancia noté que se oían extraños ruidos provenientes del interior, como si algo se moviera podría ser incluso el viento o un animalillo, pero al abrirla no había nada, era simple madera vieja de un tono demasiado oscuro

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Comencé a rodearla por completo, tocando cada centímetro con mis manos, mirando cada detalle, buscando algo que faltara o que necesitara reparación, pero aparentemente todo lucía de lo más normal, o eso creía yo.

Pensé por un minuto lo que podría estar faltando pero no se me ocurrió nada así que decidí salir y volver a mi dormitorio, lo intentaría más tarde igual tenía un largo tiempo para terminar.

Los días pasaban con la misma rutina: tomaba con normalidad mis clases y a las seis en punto subía al séptimo piso, entraba en la gran Sala, hacia algunas pequeñas pruebas u observaciones y volvía a Slytherin más tarde para acompañar a mis amigos a la hora de la cena.

Nadie había notado mi ausencia o al menos lo dejaron pasar de largo y eso me alegraba para que nadie se viera involucrado en MI tarea y lo mejor de todo era que Potter no había estado husmeando como suele hacerlo.

La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora