*Capítulo 24: Ron Weasley

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/Draco Malfoy/

Una grandiosa idea se había cruzado por mi mente, algo que seguro no fallaría.

Por alguna razón y a pesar de saber que aquello mataría a Dumbledore, me encontraba feliz, si podía terminar con aquel tema de una vez por todas, sería básicamente libre de la presión, aunque aún no estaba seguro de querer decirle a Aubry quien era yo en realidad.

Pero por el momento me enfocaría en lo que debía comprar y ya que tenía cierta ayuda de Snape, no dudaría en escabullirme para hacerlo.

Había una tienda de obsequios no muy lejos, en Hogsmeade.

Un extraño recipiente y un par de cosas más compré. Lo había hecho en la mañana por lo que al volver tenía exactamente la clase de pociones.

Llegué apurado y entré torpemente, había llegado escasos minutos retrasado.

Aubry me miró curiosa con una sonrisa como siempre. Se encontraba solitaria en una mesa al fondo, apuesto a que había estado esperándome.

-La poción que hacemos está en la página 25- dijo mostrando su libro.

-Haré otra cosa- me encogí de hombros desinteresados, por un segundo temí haber sido muy grosero con ella pero su mirada indicaba todo lo contrario.

-Genial- continuó con lo suyo pero me lanzaba miradas momentáneas de vez en cuando.

Saque una de las calderas y comencé con lo mío.

Precalenté el agua que había colocado. Saque de una franela que traía conmigo dos pares de frascos con sus etiquetas.

Admito que por primera vez me alegró que la atención estuviera puesta en Potter pues estaba siendo bastante indiscreto preparando.

Cuando el agua estuvo lista vertí el Regaliz y cuatro cerezas después de girarla tres veces a la izquierda vertí dos líquidos más. No eran desconocidos para mí.

Cuando estuvo listo lo vacíe todo en el recipiente que había comprado y lo tapé, me encargaría de que llegara a Dumbledore a través del tonto maestro de pociones.

Y lo hice justo a tiempo pues Slughorn ya estaba junto a nosotros.

-Joven Malfoy ¿dónde está su poción?

Lo miré algo asustado temiendo de que pudiera notar algo sospechoso.

-No se preocupe, lo hicimos juntos- dijo Aubry sonriéndole confiada. A él le agradaba la chica por lo que asintió y revisó el trabajo que ella había hecho con tanto entusiasmo. Me sentí mal por ello.

-¡Por Merlín!, esto está horrible- dijo dando un salto hacia atrás. -Lo que hace el amor- suspiró y se fue.

Lo miramos irse en silencio.

-No tenías que salvarme- dije. Sólo me fulminó con la mirada y reí. -De acuerdo, gracias- besé su frente, sabía que ella amaba cuando tenía este tipo de detalles en público.

Y realmente teníamos público.

Weasley y Granger nos miraban boquiabiertos.

Malditos entrometidos.

Más tarde después de la cena volvimos a Slytherin.

Esperaba despertar al siguiente día con buenas noticias, pero fue todo lo contrario.

Noté que en las clases el trío aquel no se encontraba presente, hasta que se esparció un rumor.

Ron había sido envenenado así que me temí lo peor.

Llegué a la enfermería, ahí se encontraban sus amigos, hermanos e incluso estaba Aubry junto a Fred. Al instante me sentí molesto y para el colmo Slughorn sostenía el contenedor que yo mismo había comprado. El paquete no había dado con Dumbledore si no con Ron, aquel estúpido profesor se las había arreglado para arruinarlo.

Cuando Albus dijo el contenido Aubry me miró molesta. Salí sin decir nada, ni siquiera se percataron de mi presencia.

La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora