La Sangre De Un Mortífago {Draco Malfoy}

*Capítulo 18: Padres

/Aubry Illuminot/

Las vacaciones comenzaban y el expreso nos llevaba de vuelta a casa.

Draco y yo habíamos acordado en visitar a sus Padres primero y después a los míos.

Estábamos sentados frente a sus amigos Blaise y Pansy quienes jugaban con un mazo de cartas. Me limité a mirarlos pues no entendía de qué trataba.

-¿Quieres jugar?- preguntaron repetidas veces pero me negué.

Crabbe y Goyle volvieron con un montón de ranas de chocolate entre sus brazos y nos ofrecieron.

Tomé un par y las comí.

-Creo que te gustan mucho- se burló Draco mirándome.

-Si, pero no son mis favoritos- sonreí.

El resto del trayecto fue tranquilo, como aún faltaba mucho tiempo decidí recargarme ligeramente en su hombro y dormir un poco. Su brazo se posó en mi cintura y me atrajo más a él.

Pasaron un par de horas.

-Así que tus padres la conocerán, ¿tan serio es lo suyo? Y al menos ¿estás seguro de ello?- oí hablar a Blaise a lo lejos.

Eso bastó para que me despertara sin embargo no abrí los ojos, quería seguir escuchando lo que decían.

-Si amigo, así es, ella es muy importante para mí, y mis padres tienen que saberlo- habló Draco. Mi corazón se aceleró al escuchar sus palabras.

-Entonces me alegra, a ver si ella logra tenerte siempre de buen humor como ahora- los dos rieron.

El silbato que anunciaba la llegada sonó y él comenzó a moverme con delicadeza diciendo que habíamos llegado. Fingí despertarme y lo acompañé afuera en donde un hombre esperaba con nuestras cosas.

-Señor Malfoy, Señorita Illuminot.- dijo y nos escoltó hasta un auto que nos llevaría a la Mansión Malfoy.

No pude evitar sentirme nerviosa, los conocía con anterioridad pero no en persona y menos en esa situación.

Llegamos y su Madre nos recibió gustosa, comentó que Lucius estaba en un viaje de negocios y no podría estar presente.

De inmediato me sentí cómoda, ella era agradable y a la hora de la cena platicamos un buen rato, era todo casi perfecto hasta que más tarde llegó Bellatrix Lestrange.

-¿Es tu novia Draquito?- preguntó cuándo nos vio tomados de la mano. -Es muy linda y de sangre pura, casi perfecta- sonrío acariciando mi mejilla, aquello no me asustó de hecho me parecía divertido, sabía que ella era un tanto diferente. -Sólo le falta un detalle....- tomó mi brazo y lo levantó. -....la Marca- finalizó y rió de una manera tan típica de ella.

-¡Basta!- dijo Draco molesto y me dirigió a su habitación.

Su Madre nos había dejado quedar juntos después de toda la insistencia de él.

-Discúlpala, ella siempre es así. Dijo sentándose en la cama, lo imité y me senté a su lado.

-Oh, no me molesta- sonreí, miré sus labios y me acerqué para besarlo delicadamente, necesitaba hacerlo y sabía que él también para aligerar un poco la tensión que en ocaciones se acumulaba. Pero a los segundos el beso se tornó más pasional y sin darnos cuenta ya nos encontrábamos recostados en la cama con una pequeña guerra entre nuestros cuerpos buscando acomodarnos mejor. Sus manos buscaban un buen lugar en dónde posarse al igual que las mías, Draco logró posicionarse por encima y apretaba con delicadeza su cuerpo contra el mío. Los pocos segundos que nos separábamos nos miramos con una sonrisa y sus ojos reflejaban excitación aunque bastaba con sentirlo. Pasaron un par de minutos y estoy segura de que ambos planeábamos pasar al siguiente nivel.

Hasta que alguien interrumpió abriendo la puerta.

-¡Lárgate!- gritó Draco molesto.

-Oh, lo lamento amo- era un pequeño elfo doméstico que salió de inmediato.

Reí por la escena y me levante lo más rápido posible para acomodar mi equipaje aunque no tenía ganas, en realidad sólo lo había hecho para tomar aire y recobrar el sentido, él me volvía loca y era capaz de perder la cabeza por un buen rato como había sucedido hace minutos, incluso olvidamos que la puerta no estaba cerrada. Su madre pudo haber entrado en cualquier momento no sólo aquel patético elfo.

-Mi error- dijo riendo a mis espaldas. Sentí como se acercó y me abrazó por detrás. -Me deje llevar- confesó.

-Yo también- voltee y di un corto beso en sus labios. -Tenemos que desempacar, estaremos aquí un par de semanas- le recordé y él sólo asintió.