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01: « ¡Llamare a los bomberos! »
Tres años después.
Justin.
Saque el pollo de la nevera mientras mi suegro picaba la lechuga con mucho entusiasmo. Hoy queríamos sorprender a las mujeres de la casa y cocinarles algo rico, habíamos visto varios vídeos de internet así que ya sabíamos exactamente como preparar la comida.
—¿Seguro que les gustara...?
—¡Les encantara! —dijo el señor Gedeon.
Metió el pollo en el horno con vegetales picados, lo encendimos y pusimos el cronometro para no olvidarnos.
No era tan difícil cocinar, solo picar, lavar y el resto lo hace el horno, además con ayuda de internet todo era posible. Seguramente mi suegra y Kyrae se pondrían contentas de saber que la cena ya estaba lista.
—Tengo una gran idea —soltó al girarse hacia mí—. ¡Comeremos en el jardín! Haremos una fogata.
—Eso suena bien, hay qué hacerlo.
Salimos al jardín y empezamos a juntar todos los troncos que había en la zona de parrilla, lo amontonamos en un espacio lo suficiente cerca y cómodo para sentarnos, cerca de las sillas que había. Fui por las mantas y las puse en las sillas, así no tendríamos frío aunque lo dudaba ya que estábamos en primavera, pero nunca se sabe cuando el viento decida atacar.
Con un encendedor, hicimos que la fogata prendiera, haciendo que todo estuviera listo, mi suegro y yo chocamos las palmas en forma de victoria. En verdad el jardín lucia demasiado bien, tanto que le saque una fotografía y lo subí a Instagram, no todos los días hacíamos esto.
Sonreí y tomamos asiento en las sillas, disfrute del silencio y fogata, me sentía tan relajado que hasta sueño me dio, pero no me dormí, solo me quede observando por minutos todo lo que había a mi alrededor. Sonreí y apoye mi cabeza en la silla, todo estaba tan tranquilo hasta que sentí un olor raro, mire a mi suegro quien estaba entretenido con su celular.
—¿A qué huele? —olfatee.
—Ha quemado, seguro al vecino se le quemo la comida o algo.
—¡Qué tonto! Ojalá se dé cuenta.
Mire a mí alrededor, viendo el jardín trasero del vecino, pero todo se encontraba oscuro, ¿entonces a quién se le quema la comida...? ¡La comida!
—¡La comida!
Lance mi manta al aire y salí corriendo a la cocina, donde estaba todo de humo, el cronometro sonaba como loco mientras que dentro del horno se veía unas pequeñas llamas se fuego.
—¡No puede ser! —grito mi suegro—. ¡¿Dónde está el extintor?!
