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41: « Jasper, hijo »
Lleva a tu hijo al trabajo... que gran día, ¿no? Había tenido que elegir entre los tres niños a quien traería, y termine llevándome a Jasper después que hizo su travesura de romper un plato. A Kyrae casi le da un infarto, así que por esa razón lo traje conmigo.
—Papi, ¿qué esh eso? —pregunto Jasper, mientras señalaba la fotocopiadora.
—Eso es algo que tus lindas manitos no deben tocar, ¿entendido?
Jasper asintió energéticamente y siguió caminando. Pero nos detuvimos cuando nos encontramos con mi papá quien dejo todo de inmediato, corrió a cargar a su nieto mayor con orgullo, y le hizo cosquillas haciendo que el niño se riera emocionado.
—Me siento viejo, recuerdo cuando eras pequeño y te lleve a mi trabajo —dijo papá con nostalgia—. Ahora tú estás trayendo a este pequeño. Jasper, portante bien e intenta no ser tan destructor como tu papá.
—¿Qué yo era qué? Cuando me llevaste, yo me porte muy bien.
Mi papá se empezó a reír al recordar su gran descuido, ¡porque era su descuido! Si él no me hubiera perdido de vista cuando yo era un niño, no hubiera terminado destruyendo la mitad del edificio. Por suerte, no lo despidieron porque era un buen abogado y no podían dejar que la competencia se lo llevara.
—Eres un mentiroso, como le das mal ejemplo al niño.
—¿Qué hizo, abuelito? —pregunto un curioso Jasper.
—Desde cortar los documentos importantes hasta destruir la oficina del jefe...
No pude evitar rodar los ojos. Era una lástima que el señor Cooper no siguiera vivo, estoy seguro que se hubiera muerto de un infarto al ver a Jasper, y hubiera huido del pueblo si lo traía a su compañía. Pero yo no sería un descuidado como mi padre.
—Papi malo —negó con diversión Jasper.
—Exacto, tu papi es malo.
Papá se tuvo que despedir de nosotros ya se iba a un juicio con su cliente. Volví a tomar de la mano a Jasper para llevarlo a mi oficina, mientras caminábamos, iba saludando a mis colegas, también se lo presente a mi asistente quien quedo encantada con el niño. Justo pasaba a un colega a nuestro lado y Jasper abrió su boca.
—Papi, el señoh tiene una naniz muy gande.
—¿Qué me acaba de decir tu hijo, Bieber? —pregunto Rivera.
—Perdónalo, ¡no le hagas caso! Habla sin pensar... vámonos, Jasper.
Empuje a mi hijo hacia mi oficina y cerré la puerta. Rayos, este niño tiene una bocota demasiado sincera. Ahora entiendo porque un día su maestra de preescolar salió llorando y se empezó a vestir de otra manera... y también era otra razón de porque Kyrae le regalo un baúl de las mejores ropas en forma de disculpa.
