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07: « ¡Eres una perra! »
Sentía demasiados nervios, mi pierna no dejaba de moverse a los lados mientras Justin jugaba a detenerla, y se reía como niño pequeño. Él se encontraba muy tranquilo, tanto que quería tirarle un golpe para que se pusiera a retorcerse como yo, pero aguante las ganas porque lo amaba, ¡y se veía adorable!
—Kyrae Rousseau —llamo la enfermera que salió del consultorio—. Pueden pasar.
Justin me levanto y tiro de mi brazo, la doctora nos regaló una sonrisa amigable al vernos.
—Buenas tardes, soy la doctora Smith —se presentó—. ¿Vienen a saber si se encuentra embarazada?
—Nop —sonrío Justin—. Queremos ver cuánto tiempo tiene el bebé.
—Muy bien —me miro—. Por favor, recuéstese en la camilla, señorita.
Asentí algo nerviosa, hice lo que me pidió y subí un poco mi blusa para que pudiera hacer su trabajo. No era la primera vez que me encontraba en este consultorio, cuando mamá se embarazo de Andrew, la acompañaba muchas veces, pero era muy distinto porque ahora yo era la que tenía un bebé.
—Ustedes solo tienen que mirar la pantalla —nos indicó.
Coloco el gel frío sobre mi vientre y empezó a pasar el transductor haciendo que las imágenes empezar a moverse. Sentía como mi corazón golpeteaba con fuerza, tome la mano de mi novio y este la apretó en forma de apoyo.
—Tienes ya un mes.
—¡¿Un mes?! —abrí mi boca—. Pero, pero recién comencé con los vómitos y todo eso.
—Algunas veces las mujeres embarazadas no tienen eso síntomas —explico—. Es normal, tranquila.
—¡Ky! Somos casi padres desde hace un mes —Justin se río de felicidad y beso el dorso de mi mano repetidas veces hasta parar—. Disculpe, ¿cuándo se puede saber el sexo del bebé?
—Desde los tres o cuatro meses.
Me levante de la camilla después de limpiar mi vientre, no pude evitar reírme al saber que tenía al bebé desde hace un mes. Tome asiento junto a mi novio, la doctora nos explicó sobre el control que tenía que tener, y sobre otras cosas del bebé. Salimos del consultorio diez minutos después, Justin estaba mirando la imagen del bebé con una sonrisa tan grande que le dolería si seguía de esa manera.
—Te amo, te amo, te amo tanto —beso mis labios y me abrazo—. Los amo.
—Y nosotros a ti —le respondí con una sonrisa.
Salimos del hospital para irnos hacia la heladería donde compramos un helado de chocolate por antojo, y después caminamos por la ciudad hasta llegar a la tienda de mamá. Cuando regresaron a Berea, mamá quería hacer algo más que estar en casa y término inaugurando Beautiful Boutique, no le va nada mal ya que siempre pedía prendas bonitas.
