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27: « El gran día había llegado»
Sentía como mi corazón en cualquier momento iba a salir disparado de mi pecho, pero eso no evitaba que tuviera una gran sonrisa en el rostro. Sentí un flash en el rostro cuando la fotógrafa hizo su trabajo y fue a buscar otro ángulo. Mientras tanto, escuchaba como mi mamá parloteaba con Emil y Sarah en la habitación, y Jasper se encontraba haciendo pequeños ruiditos con su boca.
Gire frente al espejo y no pude evitar reírme de emoción. El gran día había llegado, después de seis meses de planificación, al fin nos encontrábamos en el día de la boda. Mi boda con Justin, ¡iba a casarme en unos minutos!
—¡¿Ya estamos listos?! —papá pregunto, mientras ingresaba a la habitación—. Oh mi Dios, tengo una hija hermosa.
Papá a besar mi cabeza como si fuera una niña pequeña.
—Estamos listos —dijo Kate, la organizadora.
Mis dos damas de honor me ayudaron con el vestido, mientras mamá llevaba a Jasper en sus brazos, ella se adelantó para tomar asiento. Nosotros cuatro nos quedábamos esperando. Emily y Sarah no dejaban de chillar de felicidad, y casi se ponen a llorar otra vez, pero recordaron que tenían maquillaje, eso las detuvo.
Tuvieron que traer a Jazmín corriendo, ella era la niña de las flores, la pobre se había confundido pensando que tenía que lanzar rosas en la fiesta. Mi pequeña cuñada fue la primera en salir, lanzando los pétalos, y mis amigas la siguieron.
—Recuerdo que el día que naciste, lo primero que pensé fue «No dejaré que nadie se case con ella, es mi princesa». Cada día que ibas creciendo, tu madre me decía que algún día llegaría un idiota que se atrevería a enfrentarme para ganarse tu corazón —se rió—. Y ahora estas por casarte, todavía sigues siendo mi pequeña princesa y siempre estaré ahí para protegerte, corazón. Eres una de las personas más valiosas que tengo, quiero que seas feliz por siempre. Te amo, mi niña.
Mis ojos se cristalizaron por completo, no quería llorar, pero la emoción era mucha. Abrace a papá con fuerza y este a mí, y cuando me aleje para verlo, vi que estaba soltando algunas lágrimas.
—Te amo también, papá —bese su mejilla—. Gracias por dejar que ese idiota se acercara a mí.
Entonces soltó una leve carcajada, y yo volví a sonreír por el buen humor. La organizadora llego corriendo nuevamente, nos dio la señal y ambos salimos de la casa hacia el jardín. Los invitados se levantaron de inmediato, estaban varios de nuestros amigos y familiares cercanos. Pero mi atención se concentró en Justin, quien llevaba una mano hacia sus ojos y hacia una pequeña mueca.
Mi futuro esposo estaba llorando, no sabía si reírme o llorar con él, pero elegí la opción de solo mirarlo. Vi a Drsytan golpear su espalda levemente para que se calmara y Justin lo hizo, se secó las lágrimas de inmediato, y volvió a sonreír como pudo.
