22: « Voy a respetar las leyes, lo juro »

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22: « Voy a respetar las leyes, lo juro »

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22: « Voy a respetar las leyes, lo juro »

Los siguientes tres días en el hospital estuvieron llenos de visitas de nuestros familiares y amigos cercanos. Nuevamente recibimos más obsequios, mayormente eran globos y flores azules para Jasper. Pero llego al fin el día en que el doctor dijo que podíamos irnos a casa, Ky y yo no tardamos en celebrar, y alistamos las cosas para marcharnos.

Durante la hora del almuerzo, llegaron mis suegros a visitar nuevamente a Jasper, mi novia estaba feliz de ver a su mamá ya que le pedía miles de consejos. La señora Amanda mimaba a su hija y nieto, estaba babeando como nosotros dos, mientras el señor Gedeon no dejaba de reírse por el día de su nacimiento.

—Tienen un gato negro y un niño nacido en Halloween —se burló—. ¡Ya quiero ver que va a suceder!

—También te amamos, papá —contesto con sarcasmo Kyrae—. ¿Por qué no acompañas a Justin a que traigan unos chocolates para mí?

—Pero que aburrida eres, hija. Pero bueno, vamos, yerno.

Bese los labios de mi novia y seguí al señor Gedeon.

—La primera vez que se me cayó Kyrae fue a cuando tenía un año, por suerte, cayó en la cama —me comento—. Nunca te fíes de esos canguros.

Mis ojos se abrieron como platos al pensar que se me podía caer Jasper. No podía dejar que eso pasara, tenía que cuidarlo como un muñeco de porcelana.

—¿De verdad quería un avión? —pregunte al recordar su confesión en Montecarlo.

—¡Claro que sí! —asintió—. Pero Kyrae también fue un buen obsequio de navidad, además, igual tuve mi avión.

No pude evitar reírme.

Seguro mis suegros estuvieron como nosotros cuando nació Kyrae. Seguro la próxima vez sabría que se sentiría tener una niña, no tenía planeado quedarme con uno solo, ¡no, señor! Así que intentaría convencer a mi novia para hacer otro.

Compramos los chocolates y un café para mí en la tienda del hospital, regresamos con tranquilidad, el hospital era tranquilo, pero tenía sus momentos de emergencia.

—Santa madre, ¡mira eso! —me señalo al hombre que entraba con una flecha clavada en su hombro—. ¡Eso debe doler horrible!

Me lo quede mirando con horror por unos segundos, eso debió... ¡Ay, quema! Solté de inmediato el café y lleve mis manos hacia mi camisa, intentando que el líquido caliente no se pegara a mi cuerpo, ¡quemaba más que el infierno! Sentí como las lágrimas picaban mis ojos por el dolor. ¡Estúpido café!

—¡Quema, quema, quema!

—No puede ser, Justin —escuche a mi suegro.

El señor Gedeon de intento ayudarme, pero me termino empujando contra la pared, y sentí algo chocar contra mi espalda, y de inmediato empezaron a sonar la alarma de incendio. ¡Oh, cielos! De inmediato el personal empezó a ponerse en marcha al igual que los pacientes. No sabía si quedarme callado o salir corriendo, pero al final hice algo:

Proyecto Bebé: Fuera de ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora