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36: « ¡Ahora no, Jaden! »
Julio – 2022.
Justin soltó un grito cuando Jasper lo agarro de los cabellos, el niño pensaba que estaban jugando, pero en realidad estaba haciendo sufrir a su padre. No pude evitar reírme al verlos de esa manera, era demasiado gracioso ver como mi esposo le rogaba a nuestro hijo para que lo soltara.
—¡Nanis! —grito, y le agarro de la nariz con fuerza.
—¡Te voy a acusar con tu abuela!
Yo solo seguí bebiendo mi limonada. Esto era entretenimiento de verdad, incluso James se reía mucho al verlos de esa manera. Después de ver la divertida escena de sufrimiento durante dos minutos, decidí intervenir, y coloque The Wiggles en la televisión, haciendo que Jasper tanto como James y su padre prestaran atención al vídeo musical.
Jasper se bajó de los brazos de su padre y se sentó a ver con tranquilidad la pantalla. Me levante con un poco de dificultad y puse a James en los brazos de Justin. Y me marche hacia la cocina, quería fresas con chocolate, era el antojo. Tranquilamente las saque de la nevera, y prepare todo para llevarlo a la sala. Parecía que hoy iba a ser un día lleno de paz...
Mierda... ¡ahora no, Jaden!
Mire el suelo al sentir un líquido recorrer mis piernas y cuando me hice a un lado, vi un charco de líquido amniótico. Había roto la fuente. Mire las fresas, después el charco, nuevamente las fresas y otra vez el charco... Tenía tiempo para comerme las fresas y correr al hospital, mientas no le dijera nada a Justin porque se pondría histérico...
—¡¿Rompiste la fuente?! —grito mi esposo, al entrar a la cocina.
—No, no, no... —respondí, y tome el plato de fresas—. Bueno... sí.
—¡Tenemos que ir al hospital!
Es increíble que después de dos hijos, todavía siga poniéndose histérico con esta situación. Nosotros ya sabíamos que iba a ocurrir, la verdad sonaba a como si nuestra rutina fuera tener niños.
Me comí una fresa, mientras veía a Justin pasar como cinco veces por la puerta de la cocina, yendo de un lado para el otro, mientras yo estaba tranquila. Todavía tenía unos minutos para disfrutar antes que empezara a gritar de dolor.
—¡Ky, apresúrate! —chillo, y salió corriendo hacia el auto con las maletas.
Deje el plato a un lado, y fui hacia la habitación para cambiarme al menos, no iba a ir toda desarreglada, aunque yo jamás lo estoy, ¡pero igual! Me cambie los pantalones por un vestido y me coloque unas bonitas sandalias de Fenty, ¡amor eterno a Feny! Peine mi cabello y me maquille un poco.
Este tercer parto me resultaba más relajado, me sentía una profesional.
Cuando baje las escaleras, vi a mi suegra con los niños, y me sonrío emocionada. Y al lado de ella, se encontraba su hijo el histérico quien no dejaba de hablar que debíamos irnos ya. Me aguante para no darle un jalón de oreja. Me despedí de mi suegra y de los niños con tranquilidad diciéndoles que le traería a su nuevo hermanito.
