28: « Oh, mi amor, feliz cumpleaños »

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28: « Oh, mi amor, feliz cumpleaños »

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28: « Oh, mi amor, feliz cumpleaños »

Acomode el sombrero de vaquero en la cabeza de Jasper, pero se lo volvió a quitar y no tuve otra opción que dejarlo en la mesa. Que aguafiestas es este niño, pensé que amaría las fiestas como nosotros, porque Justin y yo parábamos celebrando hasta la madrugada... ¡y ahora que lo pienso! No le contaré eso de grande, no quiero que se vaya hasta la madrugada con sus amigos. ¿Así se habrá sentido mi madre? Uy, le debo una disculpa.

—¡Ky, mira esto! —grito mi esposo, disfrazado de domador de leones.

Gire mi cabeza, y el vino corriendo con un globo en forma de perrito en sus manos. Emocionado, lo agito en mi cara y sonrió como el gato Cheshire. Simplemente me reí, parecía otro niño pequeño. 

—¿Quién diría que Drystan sabe hacer estas cosas? ¡Están geniales!

—La verdad que sí. Mira, Jasper, un perrito.

Nuestro hijo tomo el globo con sus manitos, pero entonces este exploto de inmediato, haciendo que nos asustáramos. Cuando estuve por reaccionar para calmar a Jasper, pensando que lloraría, no lo hizo, en realidad se rió y aplaudió contento.

—¡Destruyo mi globito!

Justin hizo puchero de inmediato, agacho la cabeza y cruzo los brazos. Simplemente acaricie su oreja, haciendo que otra vez sonriera como idiota. Lo tengo bajo control.

—Dile a Drys que te haga otro, y de paso ve si el payaso llego.

—Esta bien. Pero esta vez no le prestare mi globo de perrito.

Le saco la lengua a su propio hijo y se marchó hacia la sala. Cargue a Jasper para seguirlo. Varios conocidos se encontraban en la casa, y sí, estaban disfrazados porque era Halloween, seguramente muchos se irían a pedir dulces cuando termine la fiesta.

—¡Oh, ahí está el cumpleañero! —chillo mi mamá cuando vio a su nieto.

—Ten, ten, te lo regalo.

Se lo pase a sus brazos y me acerque a Salem para salvarlo, quien se encontraba acorralado por los niños. Pobre gato, algún día morirá de tanto estrés. Lo tome en mis brazos y deje que se fuera por las escaleras, su escapatoria había sido al estilo película.

—¡Ya llego el payaso! —grito Justin.

Entonces escuche varios quejidos, fruncí el ceño para ver como algunos niños se iban corriendo hacia sus madres antes que entrara el payaso. Acomode mis orejitas de gatita y me acerque hacia mi hijo, quien estaba comenzando a fastidiarse el estar lejos de mí. Era un niñito de mami.

Las dos siguientes horas fueron gritos más de adultos que de niños, ¿por qué? Los niños terminaron yéndose a jugar a otro lado, mientras el payaso nos hacía reír a nosotros son sus tonterías, porque en verdad era gracioso.

Proyecto Bebé: Fuera de ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora