21: « ¡Mi hijo es un genio! »

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21: « ¡Mi hijo es un genio!»

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21: « ¡Mi hijo es un genio!»

Justin.

Apreté mis ojos al sentir como mi cuerpo era sacudido. No quería despertarme, así que intente seguir acurrucado contra la almohada, soñando con las bonitas ovejas de la pradera. Sentí como la mano de Ky se deslizaba por mi espalda. Aw, que linda, me está mimando...

—¡Maldición, despiértate, Justin!

Oh, no, no me voy a despertar solo porque ella no puede dormir.

—¡Te voy a asesinar, maldito imbécil!

—Uh, también te amo —apenas murmure.

Entonces, sentí como su mano pellizco mi brazo con mucha fuerza, tanto que me hizo gritar. Me gire hacia ella para regañarla, pero cuando lo hice, vi su expresión de dolor.

—Cariño, ¿estás bien...?

—¡Estoy intentando despertarte desde hace millones de minutos, joder, tú hijo ya va a nacer, Justin! ¡Ponte los malditos pantalones y ayúdame!

¡Alto! ¡¿Qué?!

—¡Espera, espera...! —la mire en shock—. ¿Ya viene el bebé?

—¡¿Pero qué parte no entiendes?!

¡Oh, Dios! ¡Jasper ya viene, ya viene, ya viene!

Salté de la cama, pero me termine enredando con la sabanas y me caí al suelo. ¡Torpeza, no empieces ahora! Me levante sin quejarme, no era el momento. Sentí como los nervios y adrenalina invadían mi cuerpo, casi me coloque el pantalón al revés, menos mal me di cuenta, logre colocarme los zapatos y la chaqueta. Ayude a Ky también, le coloque su gabardina y sandalias.

Sentía que me iba a morir de nervios.

Cuando todo estuvo listo, salí de la habitación apresuradamente, pero me vi media vuelta de inmediato al recordarla que debía ayudarla. ¡Cálmate, Justin! La tome de la cintura y la mano para ayudarla en las escaleras, podía escuchar sus quejas y malas palabras.

—Respira, cariño, respira —la anime, aunque mi voz temblaba—. Iré por las llaves.

Corrí hacia la mesita para agarrarlas, pero no estaban, ¡¿qué?! Oh, bien hecho Justin, anoche las tire en algún lugar de la sala cuando llegue. Le di una sonrisa tranquilizadora a Ky, y fui a buscar las llaves en el sofá, en el rascador del gato, por la televisión y en la chimenea, ¡pero no se encontraba!

—¡Apúrate, Justin!

—¡Semáforo! —grite frustrado.

Entonces mi cabeza al fin funciono, me agache bajo el sofá y ahí estaba las malditas llaves. Las jale con mis dedos y me levante corriendo, ¡mi licencia! Salí corriendo escaleras arriba por mi billetera, por suerte, ahí se encontraba todo.

Proyecto Bebé: Fuera de ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora