24: « Kyrae Leslie Rousseau »

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24: « Kyrae Leslie Rousseau »

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24: « Kyrae Leslie Rousseau »

Era tan malditamente caliente ver a mi novia saltar sobre mi cuerpo, sus gemido no eran para nada silenciosos, pero eso me encantaba. Mis manos se aferraron a sus caderas, ayudándola a que los movimientos fueran más rápidos. La había extrañado demasiado, además me encantaba ver como sus senos se movían, joder, estaban grandes y yo estaba muy hambriento de ella.

Dos horas después, Ky se levantó de la cama para ir a darse una ducha y yo la seguí para ayudarla, pero terminamos haciendo más travesuras que bañarnos, ¡igual no importaba! Estábamos recuperando el tiempo perdido.

—Me encanta ese trasero —lo pellizque.

—Deja mi trasero.

—Nena, eso es imposible.

Mordí su cuello para molestarla y me fui a cambiar. Por la pequeña pantalla del monitor que daba a la cuna de Jasper, pude ver que se encontraba despierto, moviéndose un poco, pero sin quitar su vista del colgante de su cuna. No sabía si se volvería a dormir, pero fui a su habitación a verlo.

—Hola, niñito, ¿mami te despertó? Lo sé, es muy ruidosa.

—¡Cállate! —me grito desde nuestra habitación.

—Y gruñona, pero así la amamos.

Cargue a Jasper, di un besito en su cabeza y baje con él hasta el primer piso donde lo coloque en su moisés. Salem se acercó de inmediato y se colocó al lado, ese gato todavía tenía su cara de te odio.

¿Por qué me mira así? Supongo que debe seguir enojado porque lo asuste y se cayó a la piscina en casa de mis suegros, ¡pero no fue mi culpa! Ese gato es un cobarde y solito salto a la piscina, por suerte, estaba yo estaba ahí para grabar el momento, ¡y no, no fue nada planeado...! Simplemente le di una palmadita suave en la mesa mesa, salto y me reí a carcajadas.

Soy inocente, no es mi culpa que ese gato no supere lo sucedido, ¡ya han pasado semanas!

—¡Ky, tu gato feo me está mirando mal! —me queje de inmediato.

Mi novia bajo las escaleras con mucha tranquilidad y negó de inmediato.

—Debe ser porque lo tiraste a la piscina.

—¡Que yo no tengo la culpa!

—Claro, claro, claro.

Hice un puchero.

—Tú si me crees, ¿verdad, hijito?

Jasper simplemente se rió y movió sus bracitos hacia los costados, volví a sonreír de inmediato y jugué con sus manitos. Mi hijo recién tenía un mes, pero sabía cómo expresarse, solo esperaba que ese gesto fuera de un sí, papá y que no este del lado del gato.

—Papá quiere ir a Montecarlo otra vez.

—Uy, ¿y vamos a incendiar cosas otra vez?

Mi sonrisa apareció en mi rostro por la idea, pero cuando mi novia me lanzo su mirada, entonces de nuevo hice puchero. Debo admitir que a veces ella me da miedo, ¡pero solo a veces!

Proyecto Bebé: Fuera de ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora