Epílogo

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Solemos asociar la palabra desastre a las impurezas de la vida, a la mala suerte, a la desgracia. Pero la verdad es que todos somos como pequeños desastres andantes.

Cuando un desastre se choca con otro, sería algo así como la colisión de dos planetas; explosiones de luz, calor, energía, átomos volando por todas partes... Bueno, los átomos no. Pero a lo que voy, es que podemos verlo como una catástrofe o algo hermoso, un momento único de la naturaleza.

A muchos les aterra. A muchos les fascina. De todas formas, hay una delgada línea entre la fascinación y el horror. 

Pero... ¿qué sienten los dos pequeños desastres andantes?

Uf, es complicado. ¿Miedo? ¿Empatía? ¿Atracción? ¿Amor?

Yo soy un desastre. Probablemente tú también. Pocos nos controlan. Pocos nos entienden. A pocos dejamos entrar al corazón.

Auténticos desastres. Porque para equivocarnos tenemos toda la vida.

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Un Auténtico DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora