[6] Demasiado Dominic

6.1K 648 187
                                    

—¡Llegué! —avisé, cuando entraba a casa—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Llegué! —avisé, cuando entraba a casa—. Ahg, cierto que vivo sola.

—Holis. —La voz de mi hermano me sorprendió. Allí estaba Dominic, parado en la sala con la televisión encendida.

—¿Dominic? ¿Qué haces aquí, si mamá quiere que estés en su casa? —pregunté, confundida, mientras colgaba mi abrigo al lado de la puerta.

—Hoy salimos antes, y decidimos venir aquí —responde él, simplemente.

—¿Decidimos? —inquiero.

—Ah, sip. María está en el baño.

Lo fulminé con la mirada, pero no me dió tiempo de nada. María volvió del baño. Era la misma chica con la que Dominic había sido encontrado cuando se escapó de la escuela. Menos mal que era la misma, no podría soportar si mi hermano suplantaba a su ex con otra chica con el mismo nombre.

—Hola —saludó ella, con una sonrisa. Se acercó y me plantó dos besos en las mejillas.

—Tenemos algo que decirte —comenzó Dominic, cuando María se acercó a él. Se tomaron la mano, y se dirigieron a mí.

—Vamos a casarnos —dijeron, al mismo tiempo.

—¿QUÉ? —grité. ¿Pero... Pero qué mierda?— ¡Tienen quince años!

—Quince y tres meses —rió por lo bajo María. Me dieron ganas de tirarla por el balcón y mirarla estamparse en la vereda de abajo.

—Bueno... No ahora. Cuando los dos seamos mayores de edad —me explica Dominic, atrayendo más hacia si a María.

—¿Cuando decidieron eso? ¡La conoces hace menos de un mes!

—Lo sé, pero es el amor de mi vida —ambos se miran y se hacen ojitos.

Ahg, para qué esponjarse. Las novias de Dominic duran menos que un pedo en una canasta.

Me acerqué a Dominic, y tomé su oreja. Lo alejé de María.

—Sacas a esta chica de mi casa antes de que te de un... —comienzo, por lo bajo.

—Ay, ay, ay, de acuerdo iremos a comer por ahí —respondió el, soltándose de mi agarre.

—Y luego te vas directito a la casa de tus padres, que no quiero tener problemas con ellos.

Antes de que salgan por la puerta, escucho la insoportable risa de María.

—Nos vemos, cuñadita.

Cerré mis ojos fuertemente. ¿Ensuciará mucho el suelo de mi departamento si le saco los ojos con una cuchara?

* * *

De vuelta en la librería. Hoy es unos de esos días en los que piensas "hay mas gente trabajando aquí que comprando", porque es cierto. Pocas personas han entrado, y mi turno en la caja ha terminado. Hace unos minutos me vi tentada por un libro que no había notado antes en la sección de Ciencia Ficción, y me he colgado leyéndolo, mientras finjo acomodar la vitrina del segundo piso.

Un Auténtico DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora