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16 de junio 2015.

Hoy al despertarme, si estaba Paulo a mi lado. Como era día de partido, no tenían entrenamiento ya que tenían que descansar. 

Me di vuelta con lentitud para mirarlo a la cara y él todavía se encontraba dormido. Decidí no despertarlo ya que se veía bastante tranquilo. Después de mirarlo unos minutos decidí levantarme; me dirigí al baño con mi ropa para darme un baño. 

A eso de media hora más tarde salí ya cambiada del baño y con el pelo un poco húmedo. Noté que él seguía acostado pero, por lo que veo, recién despierto. Estaba pasando sus manos por su cara y al verme sonrió. 

-Buen día- Dijo él, yo me senté a su lado en la cama y le dí un beso en la mejilla.

-Buen día- Dije yo.  

(...)

Nos encontrábamos yendo hacia el estadio en donde sería el partido contra Uruguay. Esta vez no fuimos tanto tiempo antes ya que era el mismo estadio en el que habían jugado los chicos el partido anterior. 

En el trayecto del colectivo me senté con Leo, quien me dijo que lo tenía bastante abandonado en estos días. Comenzamos a hablar de cualquier tema que nos venía a la mente, hasta que nombró un tema del cuál no tenía ganas de hablar con él. Me conoce demasiado y no quiero que se de cuenta de lo que pasa con Paulo.

Bueno, en realidad, de lo que me pasa a mí con Paulo. Porque pasar, no pasa nada entre los dos.

-Pobre Paulo, se lo notaba mal ayer, ¿viste?

-Si, porque quiere jugar- Le respondí. 

-¿Hablaste con él?- Me preguntó, yo asentí. 

-Si, ayer.

-Ah, yo no tuve tiempo. Ayer cuando todos se durmieron fui a buscarlo a la habitación pero Fer me dijo que estaba en el patio y pensé que capaz que quería estar solo, así que no fui.

-Ahh- Dije asintiendo- Si, seguro que quería estar solo. Bueno pero ya vas a tener tiempo de hablar- Dije rápidamente y agradeciendo haber llegado ya al estadio, dando por finalizado el tema Paulo. 

(...) 

Los chicos ya salieron a la cancha y los hinchas se volvieron locos, comenzaron a cantar canciones alentando, y a gritar "Messi, Messi". Sonreí al ver que mi hermano era tan querido por todos los argentinos. Lo miré y noté que él también sonreía.

Me senté en el banco junto con los suplentes, entre medio de Ezequiel y Paulo. El partido comenzó y todos a mi lado estaban callados ya que el equipo no había podido hacer ningún gol, pero por suerte tampoco había recibido ninguno.

Habíamos tenido algunas situaciones de gol, pero aún así no habíamos podido abrir el marcador. 

El árbitro tocó el silbato, indicando que ya era el final del primer tiempo. ¿Tan rápido?

(...)

Los equipos salieron nuevamente a la cancha, y el Tata no había realizado cambios. En el banco de suplentes nos sentamos de la misma forma que lo habíamos hecho en el primer tiempo.

No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora