8.

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Le sonreí de la mejor forma que pude.

-Me voy a dormir, Pau- Le di un beso en su mejilla y salí de ahí. No pregunten por qué actué así. 

Narra Paulo:

-Me voy a dormir, Pau- Me dio un beso en la mejilla y luego se fue. Suspiré. No entiendo que me pasa cuando la veo a ella, me pongo nervioso como si fuese un adolescente de dieciséis años cuando encara a la chica que le gusta en un boliche. Ella es simplemente Delfina, la hermana del mejor jugador del mundo, y una amiga. Bueno, estamos comenzando a ser amigos.

Decidí dejar de pensar en ella y subir a mi habitación. Noté que Fernando estaba acostado con su celular en la mano, supongo que hablando con su mujer. Yo me dirigí hacia el baño y me puse mi pijama, para luego acostarme. 

Mi mente no dejaba de pensar en ese beso en la mejilla que me había dado Delfina unos minutos atrás. Suspiré. 

Fernando dejó su celular y me miró. 

-¿Mal de amores?- 

-Más o menos. 

-¿Me querés contar?- Me dijo él. Fernando es una muy buena persona, aunque los medios dicen lo contrario.

-Es que no se lo que me pasa, realmente. Te juro que la veo a ella y me pongo muy nervioso, pero después cuando hablamos me tranquilizo, y siento que puedo hablar de cualquier cosa que ella no me va a criticar, ¿entendés?

-¿Me estás hablando de Delfi?- 

-Si. Igual, no es que me gusta, yo sé que no me gusta porque la conozco hace muy poco. 

-¿Qué tiene que ver? te puede gustar igual.

-Igual, Fer, lo mío con ella es imposible.

-Nada es imposible, Paulo- Me respondió él.

Pero yo se que si, yo se que mi relación con ella lo es. Por eso mismo tengo que dejar de pensar en ella, antes de que sea tarde.

Narra Delfina:

Creo que ya es tarde, no puedo dejar de pensar en él aunque quiera. Se que lo nuestro es imposible, él me dijo que quiere conocer más a una chica, y cualquier chica de este mundo le daría bola a el. 

Sé que no me puede gustar, lo conozco hace solo unos días, y ni siquiera lo conozco muy bien. Pero si de algo estoy segura es que hablar con él me hace bien. 

Esta es la parte fea de ser la única de, digamos, la Selección. Cuando necesito algún consejo sobre algún chico, no puedo ir y hablarlo con mi hermano, por ejemplo. Son todos chusmos y se cuentan todo. Y no da que Paulo sepa que me gusta, o como quieran llamarlo.

Pocho.

Uno de mis mejores amigos.

Él es la persona con la que puedo contar, al no haber ninguna mujer de confianza cerca.

Pocho

Pocho- 23.32 pm

Estás despierto?- 23.32 pm

-Si, que pasa?- 23.35 pm

Podés venir?- 23.36 pm

Bancame 5- 23.36 pm

Y, exactamente cuatro minutos después, él se encontraba en la puerta de mi habitación.

-¿Que pasa, enana?

-Bue, habló mister alto- Me burlé yo- Necesito hablar con vos- Dije mientras cerraba la puerta de mi habitación y nos acostábamos en mi cama.

No piensen cualquier cosa, él es mi mejor amigo.

-¿A quien le tengo que pegar?- Bromeó él.

-A nadie. Creo que me gusta alguien.

-¿Y que tiene?- Dijo él confundido.

-Alguien imposible, Pocho, y no quiero. 

-¿Ese alguien imposible empieza con "P", y termina con "aulo Dybala"?- Me dijo él.

-¿Tanto se nota?- 

-Soy tu mejor amigo, nena, me doy cuenta. Y también me doy cuenta que él está enganchado con vos.

-No, Pocho, nada que ver. Justamente por eso no quiero que me guste, ¿entendés?, él puede estar con cuanta mina quiera, modelo, linda, europea, ¿mirá si se va a fijar en mi?

-Si sos hermosa boluda, dejá de decir boludeces

Y así estuvimos un largo rato hablando, de cualquier tema. En un momento Pocho no me respondió más, así que lo miré, y se había quedado dormido. Opté por dormirme yo también, así mañana me levanto temprano para ir al entrenamiento de los chicos.

(...)

Narra Paulo:

Nos encontrábamos todos desayunando en el comedor del hotel. Bueno, casi todos. Faltaban un par de chicos, y Delfi. 

Me di cuenta que no tenía mi celular, y seguramente mi mamá me iba a mandar un mensaje.

-Chicos, subo a buscar mi celular, ya vengo.

-Paulo, ¿no le decís a Delfina que baje?- Me dijo Lionel. Yo asentí- Si tardas más de diez minutos subo- Me miró seriamente, y yo solo negué con la cabeza.

-Por un momento pensé que estabas drogado, Leo- Habló Sergio, provocó una risa en toda la mesa.

Luego de tener mi celular ya en mis manos, y de responderle el mensaje que me había enviado mi mamá, fui a la habitación de Delfi. Golpeé dos veces la puerta pero no se sentía ni un ruido. Decidí abrir la puerta lentamente, capaz que le había pasado algo.

Sentí como si me hubiesen tirado un balde de agua fría al verla a ella durmiendo con Ezequiel. Él la estaba abrazando y ambos parecían estar muy cómodos así, entonces decidí no despertarlos. 

Bajé al comedor, esta vez un poco triste. Creo que al fin y al cabo, ella si me gusta, pero está con Ezequiel.

-¡PAULO!- Sentí como Lionel me gritaba por lo que me sobresalté y lo miré- Te estoy hablando hace como un minuto, nene- Rió.

-¿Que pasa?

-Te preguntaba en donde está mi hermana.

Tragué en seco.

-Ni idea, Leo, durmiendo supongo, golpeé la puerta un par de veces pero no respondió- Obviamente no le iba a decir que su hermana menor, a la que él tanto cuida, está durmiendo con el Pocho Lavezzi, el "Sex Symbol" de la selección Argentina.

-Ah, bueno, supongo que no va a ir al entrenamiento.

-Si, supongo.- Dije yo.

-¿Que te pasa a vos?- Me preguntó. Toda la mesa prestaba atención a lo que hablábamos.

-Nada- Dije y luego miré a Fer, le hice una mueca y él pareció entender que se trataba de Delfina. Supongo que más tarde me iba a preguntar que pasó.

Dios mío Delfi, me vas a volver loco.

No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora