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Viernes 11 de septiembre de 2015.
Barcelona, España.

Narra Delfina: 

-Delfi, Delfi despertate- Sentí una voz a mi lado. De a poco abrí los ojos y ver notar a Leo un tanto nervioso. 

-¿Que hora es?- Dije con sueño. Miré a mi lado y Thiago seguía durmiendo.

-Las cuatro de la mañana, pero levantate que me tenés que acompañar.

-¿A donde?- Dije confundida.

-A la clínica, está por nacer Mateo- Yo me levanté rápidamente, me puse las zapatillas y así salí junto con mi hermano de la habitación, en pijama. 

Agarré el bolso mientras Leo ayudaba a mi cuñada a subirse al auto. Mis papás se iban a quedar hasta que Thiago se despertara y después iban hacia la clínica. 

Cuando llegamos a la clínica, unos minutos después, les deseé suerte a mi pareja favorita en este mundo y se dirigieron a la sala de partos. Yo me quedé en la sala de espera y para matar el tiempo y los nervios, desbloqueé el celular el cual tenía en la mano y mandé un mensaje al grupo de la Selección, a la familia de Anto quienes estaban en Argentina, y uno a Paulo, avisando que ya estaba por nacer mi sobrino. Probablemente estén todos, o casi todos durmiendo ya que en la mayoría de los lugares eran las cuatro de la mañana aproximadamente, por lo menos en estos lados de Europa.

Una hora más tarde todavía no sabía nada sobre lo que estaba pasando en la sala de partos y mis papás llegaron junto con Thiago en brazos de su abuelo. 

-¿Y?- Preguntó mi mamá nerviosa.

Yo alcé mis hombros. 

Mi celular vibró indicando que tenía un nuevo mensaje el cuál provenía de Paulo preguntándome si ya había nacido. 

Por lo que me enteré, el martes la mayoría de los chicos de la Selección iban a viajar hasta Barcelona, a la casa de Leo, para conocer al nuevo integrante. Así que tengo que esperar tan solo cuatro días más para ver a Paulo. 

Todos mis pensamientos quedaron a un lado cuando vi a Leo aparecer por la puerta con una sonrisa de oreja a oreja. Thiago, quien no entendía nada de la situación, se acercó a su papá, quien lo tomó en brazos. Mientras que mis papás y yo nos levantamos de los asientos esperando que nos dijera algo. 

-Ya nació el gordito, es hermoso- Habló mi hermano. Solté un grito de emoción y lo abracé a él, y por ende a Thiago que estaba en sus brazos. 

-¿Cuanto pesó? ¿Como es? ¿Lo podemos ver? ¿Y Anto?- Dije rápidamente- Felicitaciones, te amo- Agregué. Mis papás también lo felicitaron y lo llenaron de besos y abrazos, mientras Leo intentaba responder todas mis preguntas. 

-Pesó 3,200 kg, es igual a mi- Rió- A Anto la están llevando a la habitación, y si, vengan así lo ven. 

Nos dirigimos a la habitación y ahí estaba mi cuñada y mi sobrino. Yo, por más que me muriera por ir a abrazarlos a ambos, esperé que se lo presentaran a Thiago, y después me acerqué. 

-Felicitaciones, es hermoso- Dije mirándolo embobada con una gran sonrisa- Los amo- Miré a mi hermano y su familia.

-Nosotros a vos- Dijeron Anto y Leo- ¿Lo querés tener?- Habló mi cuñada. 

No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora