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5 de julio de 2015; domingo. 

Narra Delfina.

Al llegar al aeropuerto de Buenos Aires, miles de personas esperaban a los chicos, al igual que lo hacían cientos de reporteros y fotógrafos. Ninguno habló con la prensa, pero si se detuvieron a firmar algunos autógrafos y sacarse fotos con los fanáticos que se habían acercado al lugar. Era increíble el apoyo que brindaban los hinchas argentinos más allá de haber perdido dos finales en dos años.

Después de eso, nos guiaron a todos a una sala para poder esperar los vuelos correspondientes para cada uno. Algunos se quedaban en Buenos Aires ya que jugaban acá, otros aprovechaban para quedarse unos días con su familia y otros partían inmediatamente para Europa.

Con Lionel en unas horas nos tomábamos un avión hacia Rosario. Podíamos ir en auto, pero por seguridad, el cuerpo técnico decidió que era mejor un avión. Nos acompañaban también Guzmán, Banega, Di María, quienes eran rosarinos al igual que mi hermano y yo; Javier Mascherano y Ezequiel, quienes eran de unos pueblos cercanos... y Paulo, quien era cordobés y no tenía nada que ver con Rosario, pero mi familia lo quería conocer, por lo que él aceptó pasar unos días con ellos, para después ir a su ciudad natal.

(...)

Todos nos estábamos despidiendo y mis lágrimas no podían faltar, soy un poco sensible por lo que las despedidas me hacen bastante mal. Cada uno iba a una parte del mundo diferente a la de los demás y no sabíamos cuando nos íbamos a volver a ver, eso era muy triste. Si bien existen las redes sociales, no es lo mismo estar todos juntos todos los días, haciendo chistes, comiendo, riéndonos, pero bueno, cada uno tenía sus responsabilidades que cumplir, por más que me duela separarme de ellos.

-Te voy a extrañar pendeja- Me dijo Sergio abrazándome. 

-Yo también te voy a extrañar- Dijo y él me secó un par de lágrimas cuando dejó de abrazarme. 

-No llores, tarada, nos vamos a ver pronto.

-Siempre decís lo mismo y nos vemos cada seis meses. 

-En noviembre es tu cumpleaños, y  en diciembre es tu fiesta de egresados, ¿te pensás que me voy a perder eso?

Después de Sergio, saludé a uno por uno, los abracé a todos y los obligué a venir a mi fiesta de egresados, la mayoría para esa altura de diciembre ya iban a estar acá para pasar las fiestas con sus familias, así que aceptaron encantados. 

(...) 

Llegamos a Rosario después de más o menos una hora de viaje. En el aeropuerto, a Paulo, Leo y a mí nos estaba esperando mi familia, y a los demás, obviamente, la suya. 

Al bajar del avión, nos despedimos de los demás, a quienes también invité a mi fiesta de egresados, y después fuimos hacia donde se supone que estaría nuestra familia. Obviamente, había un par de guardias de seguridad a nuestro alrededor, y también miles de fanáticos gritando el nombre de mi hermano y de Paulo, quien llevaba muletas debido a la lesión de ayer. 

Ellos frenaron a sacarse fotos con los hinchas, por lo que demoramos un par de minutos más, y después visualizamos a lo lejos a mi mamá, mi papá, mi cuñada y mi sobrino. Comenzamos a caminar hacia ellos, pero Paulo rompió el silencio que había entre nosotros tres.

-Estoy nervioso. 

-¿Por qué?- Le dije yo, y Leo prestaba atención a la conversación, mientras veía con una gran sonrisa a Thiago quien lo llamaba desde los brazos de Anto, quien no lo dejaba en el piso por seguridad.

-Porque voy a conocer a tu papá- Dijo él, Leo rió y ambos lo miramos- ¿Por qué te reís?- Le preguntó Paulo confundido. 

-Porque ya pasaste por mi, por Sergio, por el Pocho, ¿te da miedo conocer a tu casi suegro?

-Es distinto, justamente, es mi casi suegro- Dijo él nervioso.

-Suerte con tu suegro- Susurró Lionel para luego reírse, ya que habíamos llegado al lado de mis papás y mi cuñada. 

Mi mamá nos abrazó como si el mundo dependiera de ello y eso que nos habíamos visto hace un par de días en Chile. El abrazo más fuerte fue a Leo, por la final perdida el día de ayer. Abrazó a Paulo también, bastante confianzuda mi mamá. 

Mi papá, miró a Paulo de arriba a abajo, que poco disimulado es este hombre, ya sé a quién salí. Ambos estrecharon sus manos y Paulo sonrió medio incómodo. Mi papá no era malo, era un poco celoso, eso hay que admitirlo, pero no tan exagerado. Seguramente iba a hacer esas escenas de celos típica de padres por unos días, hasta agarrar confianza con Paulo. 

Además, después de lo que pasó con mi ex, hace unos años, él tenía miedo de que yo volviera a salir lastimada. El mismo miedo que tenía también mi mamá, mi hermano, mi cuñada, mis amigos... y yo. Pero estoy segura que Paulo no es como mi ex. Y espero no equivocarme. 

-Un gusto, soy Paulo- Le dijo él a mi papá mientras todos miraban la escena con un poco de diversión.

-Si, ya lo sé, el novio de mi nena- Dijo y Lionel estalló en carcajadas. 

-Callate tarado- Le dije a mi hermano mientras sentía como mi cara se tornaba roja- No somos novios papá- Le dije. 

Paulo me miró confundido.

-Todavía no me lo preguntó- Aclaré. Linda indirecta Delfi.

Después de esa corta pero incómoda conversación, nos subimos a la camioneta de mi familia y papá comenzó a dirigir hacia nuestra casa. 

Mi plan para estos días era disfrutar al máximo a mi casi novio, a mi hermano, mi cuñada y mi sobrino, porque después todos se van a Europa y yo me quedo acá, con mi rutina de adolescente. Y los voy a extrañar mucho, sin duda. A todos.

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Perdónnnn por no actualizar y por este capítulo horrible, pero no tuve mucho tiempo porque fue mi cumpleaños jajaja así que estuve un poco ocupada

Como ya les dije... estos capítulos son todos paz y amor... disfruten ((mientras puedan)) ahre

No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora