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4 de julio, 2015.

Era el día de la tan esperada final de la Copa América, la cuál teníamos que jugar contra Chile. Los chicos salieron al campo de juego, y Paulo no fue titular, por lo que se sentó a mi lado en el banco de suplentes. A diferencia de los partidos pasados, esta vez me tomó la mano y así miramos el partido. 

Al finalizar el primer tiempo, sin goles por parte de ninguno de los dos equipos, nos dirigimos todos al vestuario. Los nervios de los chicos se notaban a simple vista, ya que todos estaban muy callados, algo que no es usual en ellos. 

Martino les habló sobre algunas jugadas y dio indicaciones a algunos de los jugadores con los cuales no había quedado conforme en los cuarenta y cinco minutos que ya llevaban jugados. También hizo un cambio, afuera el Kun y adentro Paulo. Sergio asintió, pero se notaba que estaba un poco enojado, supongo que no con Martino, ni con Paulo, sino con el mismo. Preferí no decirle nada y hablarle después. 

Los minutos pasaron y era la hora de volver al campo de juego. Todos comenzaron a caminar lentamente fuera del vestuario, y con Paulo quedamos atrás del grupo. Él tomó mi mano mientras caminábamos. 

-Estoy nervioso- Me confesó en voz baja. 

-Es normal que estés nervioso, pero está todo bien, yo voy a estar en el banco apoyándote- Le di un beso en la mejilla. 

-¿Y si las cosas no salen como quiero?- Me preguntó haciendo una mueca.

-Cosas del fútbol- Le dije levantando los hombros- Si no salen como querés, voy a estar acá para apoyarte. Y si salen como querés voy a estar acá para festejar con vos.

-Gracias- Me sonrió y me dio un corto beso en los labios- Me hace feliz estar cumpliendo mi sueño, y con vos apoyándome.

-A mi me hace feliz apoyarte mientras cumplís tu sueño.

Llegamos al campo de juego y solté su mano para dirigirme al banco de suplentes, mientras él se dirigía al medio de la cancha. Se alejó unos pasos de mi, y volvió rápidamente para darme un beso. 

Los chicos que estaban en el banco nos jodían, y Lionel que estaba cerca vino a separarnos, jodiendo, obviamente. Leo se había tomado bastante bien lo mío con Paulo y me alegra que sea así. Los dos se alejaron de mi, no sin antes haberles deseado suerte a ambos, y se posicionaron en la cancha. Suspiré y me senté al lado de uno de mis mejores amigos, el Kun. 

-¿Todo bien?- Le pregunté apenas el árbitro dio inicio al partido. Él me miró asintiendo, y yo lo miré levantando las cejas- Te conozco Sergio Leonel. 

-Quería seguir jugando, nada más- Me dijo él dedicándome una sonrisa sin dejar ver sus dientes, y su mirada volvió a centrarse en el partido. 

Iban pasando los minutos y los nervios en ambos equipos aumentaban, pero ninguno lograba hacer goles. Lionel estaba frustrándose, y odio cuando eso pasa, porque cuando una jugada termina mal, él cree que es su culpa, cuando capaz que ni participó en la jugada. Pero bueno, todos estamos acá para recordarle siempre que es el mejor jugador del mundo. Y no lo digo solo porque soy su hermana, lo digo porque es la verdad.

Todos nos fuimos levantando del banco lentamente a medida que en un contragolpe, faltando diez minutos para el final del partido, Mascherano recuperó la pelota y le dio un pase a Gago quien lo esperaba en el mediocampo. Fernando se la dio a Lionel, y éste, llevándose la marca de cuatro jugadores contrarios, se la pasó a Paulo, quien rápidamente comenzó a correr con la pelota en sus pies, pero no vio venir a un jugador chileno quien se tiró al piso para bajarlo. 

No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora