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Viernes 9 de octubre de 2015.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

Narra Delfina. 

Al despertarme, Paulo no estaba a mi lado por lo que supuse que ya había ido al entrenamiento. 

Hoy entrenaban hasta las cinco de la tarde, según lo que me habían dicho, así que decidí volver al hotel con mis papás e ir a pasear un poco. Minutos más tarde, al llegar al mismo, parecía que ellos apenas se despertaban. Yo tomé mi ropa y me di una ducha, me cambié y sequé un poco el pelo con la toalla para luego salir y que se bañara mi papá. 

-Hagamos algo hoy- Le dije a mi mamá sentándome en la que sería mi cama. 

-¿Que querés hacer?- Dijo ella mientras buscaba ropa en su valija. 

-No sé, vayamos a almorzar y después paseemos un poco. Los chicos tienen entrenamiento todo el día y me aburro.

(...)

Eran casi las tres de la tarde cuando salimos de un restaurante ubicado en Puerto Madero  y papá propuso ir al Cementerio de la Recoleta (*).

Mis papás estaban encantados con el lugar aunque ya habíamos venido dos veces. Escuchaban atentamente a la guía turística mientras la misma contaba la historia del Cementerio y de quienes fueron enterrados en el mismo. 

Re alegre la salida en familia por suerte.

Unas tres horas más tarde terminamos el recorrido y mis papás dijeron que estaban cansados y que querían ir al hotel. Yo miré el reloj y eran las seis y media por lo que supuse que los chicos ya estaban en el hotel, así que me despedí de ellos y me dirigí otra vez a Puerto Madero, en donde estaba, justamente, el hotel del Seleccionado.

Al llegar, el guardia me reconoció y me dejó pasar. Para mi suerte me encontré con mi hermano y el Kun apenas entré, porque sinceramente no me acordaba el número de alguna de las habitaciones. 

-¿No me saludan?- Dije, aunque ellos estaban de espaldas a mi por subir al ascensor. Se dieron vuelta al mismo tiempo y se acercaron a mi. 

-¿Todo bien?- Preguntó mi hermano antes de darme un beso en la mejilla, acción que también hizo el Kun- Estamos por hacer un torneo de play con los chicos, ¿venís?

-Y sí, no me van a dejar sola- Le respondí alzando los hombros y los tres nos subimos al ascensor. 

Nos dirigimos al piso número cinco y el Kun tocó la puerta de una de las habitaciones.

-¿Preparados para perder?- Dijo el Pocho abriendo la puerta- Hola Delfi- Me dio un beso en la mejilla y luego se corrió a un costado para dejarnos pasar.

-Buenas- Dije entrando y saludando con un beso en la mejilla a Gonzalo y Ángel quienes se encontraban ahí también, para luego saludar a Paulo con un corto beso en sus labios- Hola mi amor.

-Hili mi imir- Lionel quien estaba detrás mío imitó mi voz. 

Yo reí y me senté en uno de los sillones, entre medio de Paulo y Ezequiel. Los que jugaban el partido de la play se sentaban en dos pufs que había, y los demás en el otro sillón que se encontraba disponible. Tenían todo súper pensado, que vicios. 

No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora