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23 de marzo de 2017. 
Buenos Aires, Argentina.

Estas semanas por suerte pasaron rápido y aunque fue difícil ocultar el embarazo, ya que mi panza se estaba haciendo notar de a poco, lo logré. Con Paulo quedamos en que después de los dos partidos que la selección tenía por delante íbamos a dar la noticia. 

Estoy ansiosa por que llegue ese día, aunque tengo que admitir que también estoy bastante nerviosa.

Hoy es el día del primero de los dos partidos que los chicos tienen que jugar. Contra Chile, en el Monumental. Pero hoy no los iba a acompañar desde el banco de suplentes, iba a estar desde la primera fila con Anto, Thiago y Mateo. No quería dejar sola a mi cuñada con los dos nenes, así que me ofrecí a estar con ella, quien no tuvo ningún problema.

Estuve un rato acostada en mi cama, hasta que llegó la hora de cambiarme. Me puse un jean azul, zapatillas blancas y, obviamente, la camiseta de la Selección, esta vez con el dorsal 21. Me dirigí a la habitación de Anto quien estaba vestida igual que yo pero con el número 10 en su espalda, al igual que mis dos sobrinos. 

Nos sacamos algunas fotos, como es típico en nosotras y nos dispusimos a salir del hotel. Mi sobrino mayor me dio la mano a mi, mientras que mi cuñada iba con Mateo y el bolso del último nombrado.

No pude evitar mirarla. Ella parece que hace todo tan fácil con sus hijos, es tan buena madre. ¿Podré yo ser igual que ella? ¿O voy a ser un desastre? 

Después de unos cuantos minutos en el taxi, llegamos al Monumental. Cuando ingresamos, buscamos nuestros asientos. No fue complicado, era la primer fila, y adelante estaban los bancos de suplentes, por lo que los chicos nos iban a ver sin problema alguno. 

Un rato antes de la hora del partido los chicos salieron a hacer la entrada en calor, los hinchas empezaron a aplaudir, y también a ovacionar a mi hermano. Sonreí, Anto también. 

Lionel nos divisó a nosotras y nos saludó, lo que provocó que algunos de los chicos nos miraran. Extrañaba tanto esto. Ojalá la Selección jugara más seguido. 

(...) 

Media hora más tarde empezó el partido. Lionel, Paulo y Sergio eran titulares, por lo que cuando le hacían una falta a alguno de ellos no me quedaba otra que gritar como si fuera una barrabrava. Perdón, no lo puedo evitar. 

En un momento Chile queda mal parado y en una contra Leo y Paulo quedan solos para hacer el gol. Mi hermano le da el pase a Paulo, que le pega apenas la pelota toca su pie. 

Todo el estadio grita el gol que Paulo había marcado, incluyéndome. Sus compañeros van a abrazarlo pero el corre hacia adentro del arco. 

¿Que hace?

Agarra la pelota. Veo todo en cámara lenta mientras los nervios se apoderan de mi. 

Lo va a hacer. 

Antes de que sus compañeros pudieran abrazarlo, se pone la pelota abajo de la panza, y su dedo en la boca. Corre lo más cerca que puede de mi y me señala. Lo que hacen los futbolistas cuando van a ser papás. 

Sentí la mirada de Anto y su boca entreabierta, al igual que la mía. Todos en el campo de juego fueron a abrazarlo para festejar el gol, pero Leo y Sergio se quedaron en sus lugares. Se miraron entre ellos, después se dieron vuelta a mirarme a mi. 

Lionel se me queda mirando fijamente unos segundos, después se da vuelta y choca su mano derecha con la izquierda de Paulo felicitándolo por el gol. 

Menos mal que íbamos a esperar, Paulo.

-¿Delfi?- me dice Anto buscando una respuesta.

-¿Sorpresa?- dije nerviosa.

Ella me sonrió y me abrazó. 

-Hablamos después, no te preocupes. Felicitaciones Delfi- me dio otro abrazo.

Le sonreí y dirigí mi vista al campo de juego. No podía prestar mucha atención a lo que pasaba, mi mente estaba pensando en mi familia, mis amigos y la familia de Paulo y en todas las preguntas que nos van a hacer. Que se enteraran así no era la idea, pero no lo culpo a Paulo, yo hubiese hecho lo mismo.

Ahora todo el mundo sabe que se viene un mini Dybala. Ahora no tenemos que ocultar nada más y podemos vivir esta etapa como cualquier pareja lo hace.

No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora