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30 de mayo de 2016.

Barcelona, España.

Narra Delfina: 

-¿Vas a ir a Estados Unidos al final?- Me preguntó mi hermano mientras tomábamos mates y mirábamos el resumen de los partidos del torneo argentino. 

-No sé.

-Falta menos de una semana para que viajemos... ¿cuando vas a saber?- Me miró- Además ya te olvidaste de Paulo, ¿o no?

-Si, pero ese es el problema, no quiero saber qué me va a pasar si lo vuelvo a ver. Ahora estoy muy bien con Julián- Dije y Lionel entrecerró sus ojos.

-No sabía que ya eran novios- Alzó las cejas.

-No somos. Nos estamos conociendo nada más- Alcé los hombros.

-¿Pero te gusta?

-Si- Admití.

-¿Más que Paulo?

Hice una mueca.

Por si se preguntan quién es Julián: es un amigo. Bueno, algo más que un amigo. Lo conocí en la universidad, pero él está dos años más avanzado que yo. Todo empezó porque se ofreció a ayudarme con algunos temas que no entendía. Ahora, casi dos meses más tarde somos algo así como amigos con derecho, pero ambos sabemos que vamos a dar el siguiente paso muy pronto. En algún momento vamos a tener que ponerle un título oficial a esto. 

No estoy con él para olvidarme de Paulo. El cordobés casi ni apareció por mi mente en estos meses que pasaron. Por suerte. Por eso no sé si ir o no a la Copa América con mi hermano, aunque me muera de ganas de estar con mis amigos. 

No quiero retroceder todo lo que avancé en el tema de superar a Paulo. Estoy bien así, lejos de él.

-¿No te parece que si no vas Paulo va a pensar que seguís sintiendo cosas por él?- Preguntó mi hermano sacándome de mis pensamientos.

-Vos porque querés que te acompañe.

Él rió dándome la razón. 

-Dale, el Kun va a estar infumable si no vas.

-Lo extraño al negro- Admití. Pensé unos segundos y suspiré. -Bueno- Dije- ¿Cuando nos vamos?

-Mañana a las seis de la mañana.

-¿Mañana?- Dije sorprendida mientras me levantaba del sillón.

-Si- Asintió él- Yo si fuera vos me pongo a hacer la valija.

(...) 

Con mi mejor cara de dormida llegamos al aeropuerto junto con mi hermano y Javier Mascherano, quien nos había pasado a buscar. No podían faltar los periodistas que intentaban hablar con alguno de los dos, sacaban fotos y filmaban todo. 

Ambos futbolistas frenaron para hablar con algunos de los presentes mientras que yo me quedé a un costado mientras sentía algunos flashes sobre mí. Sentí que me preguntaban por Paulo, pero me hice la que no escuché nada y esperé para abordar en el avión.

No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora