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-Estoy embarazada- confesé. 

Abrí los ojos para ver las reacciones de mi amigos. Ambos estaban con la boca entreabierta pero rápidamente me abrazaron. 

 -¡Ay, boluda, que lindo!- exclamó Camila. 

-Felicitaciones chiquita- me dio un beso en la mejilla Leo. 

-¿Que pasa que tenés esa cara? ¿No estás feliz?

-No es eso... Es como que no lo proceso todavía.

-¿No le dijiste a nadie?

-No, por eso estoy acá. ¿A quién más le podía contar? Si le cuento a algunos de los chicos se les va a escapar y se van a enterar todos. Si le digo a mi cuñada se entera Leo. Mis papás se van a enojar...- comencé a decir pero mi amiga me interrumpió.

-Y... ¿no pensaste en primero contarle AL PADRE?- hizo énfasis en las últimas dos palabras.

-Me da miedo su reacción... Aparte los chicos lo van a matar- reí un poco.

-En algún momento le vas a tener que decir. Yo te diría que hables con Paulo lo antes posible- me aconsejó Leo.- Seguro se va a poner re feliz.

-Espero.

-Ay, te juro que no lo puedo creer- sonrió Cami. 

Después de unos minutos mientras ellos hablaban yo aproveché para responder los Whatsapps que me habían mandado. No respondí todos, solo los más importantes. Les dije a mis papás, Lionel y Paulo que estaba en Rusia visitando a los Paredes.

Quedé con Paulo que en dos días iba a ir a Italia. Se sorprendió un poco ya que nos habíamos visto hace no más de dos semanas y no teníamos planeado vernos en estos días, pero se lo notaba muy contento al saber que iba a ir. Espero que esté así de contento cuando le dé la noticia de que vamos a ser papás.

(...)

1 de marzo de 2017.

Estos dos días disfruté mucho estar en Rusia con Cami, Leo y sus hijos. Hacia mucho no nos veíamos así que nos pusimos al día. Recorrimos un montón de San Petesburgo, la ciudad en donde ellos viven. 

Antes de subirme al avión, rumbo a Turín, ellos me dijeron que apenas le diga la noticia a Paulo les cuente, y también que volviera pronto a visitarlos. 

Después de seis horas de viaje los nervios se apoderaban de mi. Mientras el avión descendía también lo hacía el sol. Paulo me dijo que me iba a ir a buscar por lo que cuando bajé del avión me senté en una de los asientos a esperar su mensaje. 

Minutos más tarde me avisó que estaba en el estacionamiento por lo que rápidamente tomé mi valija y comencé a buscar su auto. Sonreí al verlo, pero sentí un nudo en la garganta también. 

-Hola mi amor- me dijo bajándose del auto para poner mi valija en el baúl.

-Hola- me acerqué a él y le di un beso. 

-¿Como la pasaste en Rusia? ¿Que fuiste a hacer?

-Fui a ver a Leo y Cami- le dije mientras me subía al auto.

-Uh, hace un montón no veo a Leo.

-Si, me dijo que vayas a visitarlo.

-Bueno, podemos organizar y vamos los dos.

-Si, si, cuando quieras- le sonreí. 

Después de unos minutos en los que nos la pasamos escuchando música y cantando a los gritos, Paulo apagó el auto en el estacionamiento del edificio en donde vive. Me ayudó a bajar la valija y mi mochila y ambos nos encaminamos al ascensor.

Una vez que llegamos y mi él abrió la puerta del departamento los nervios se apoderaron de mi. ¿Como va a reaccionar cuando le diga la noticia que tengo para darle?

Lo primero que hice fue sentarme en el sillón, haciendo que él imitara mi acto.

-¿Querés tomar algo?

-No, no. Paulo... tenemos que hablar- suspiré.

-Si, me doy cuenta. ¿Que te pasa que tenés esa cara? ¿Me vas a dejar?- me miró y yo reí un poco.

-No, nene, ¿qué decís?

-Y bueno, es lo primero que piensa todo el mundo cuando le dicen eso. 

-No, mi amor, no te voy a dejar. Espero que vos tampoco...- dije con un poco de duda.

-Me estás preocupando... ¿que hiciste?

Me quedé mirándolo por unos segundos. No sé que cosas estarán pasando por su mente ahora, pero en su rostro se refleja preocupación. 

Tomé aire y lo miré, mientras el esperaba atento que las palabras salieran de mi boca.

Tragué saliva. 

-Estoy embarazada, Paulo. Vamos a ser papás- dije rápidamente. Sentí como si el tiempo se hubiese detenido. Yo esperaba atenta una reacción de Paulo, mientras que él simplemente me miraba con la boca entreabierta.

-¿Que?- fue lo primero que logró decir.

-Lo que escuchaste- hice una mueca. 

Me sorprendió ver la sonrisa que se formó en su rostro. 

-¿En serio me estás diciendo?

-Y... si- alcé los hombros.

-¡Mi amor, te amo!- me abrazó rápidamente y después depositó besos cortos en mis labios- Para, para, contame todo, ¿cuando te enteraste? ¿fuiste al médico? ¿como te sentís? ¿los chicos saben?- al decir esto último abrió los ojos preocupado- Los chicos me van a matar. 

-Pará Pau calmate, respirá. No sabe nadie... vos, Cami y Leandro nada más. Me enteré hace poco, pero no sabía como decírtelo. 

-Vamos al médico- se levantó del sillón.

-¿Ahora? 

-Si, deben estar todavía- dijo mirando el reloj.

Yo me levanté con una sonrisa. Por suerte se lo tomó bien. Me saqué un peso de encima al contárselo, ahora ya puedo estar mucho más tranquila y disfrutar esto que estoy viviendo. Disfrutarlo al máximo aunque claramente no me lo esperaba.

En el ascensor él me miraba y sonreía.

-Estoy tan feliz. Te amo, ¿sabes?

-Si mi amor, yo también- me acerqué a él y le di un beso.

-Los chicos me van a matar.

-Capaz... Pero después va a ser el bebé más malcriado y consentido de todos. 

-El bebé o la bebé- me miró.

-¿Que querés que sea?

-No sé, pero que se parezca a vos. 

-Pobre criatura- bromeé y él rió. Llegamos a planta baja y nos dirigimos hacia el estacionamiento, una vez que nos subimos al auto y él empezó a manejar le dije que no le digamos nada a nadie por ahora y él asintió, aunque sé que no se va a aguantar las ganas de contárselo a todo el mundo.

De contarle a todo el mundo que se agranda la familia, que hay un mini Dybala Messi en camino.


No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora