No deberíamos. {Paulo Dybala}

65.

13 de noviembre de 2015

Narra Delfina: 

Nos encontrábamos ahora en el Monumental, a tan solo minutos de que comenzara el partido de Argentina contra Brasil. 

Ya pasó el cumpleaños número tres de Thiago y habían asistido gran parte de los chicos de la Selección, incluyendo a Paulo. Habíamos pasado un hermoso día todos juntos. Siempre la pasaba bien estando con ellos.

Ahora, los chicos están por salir al campo de juego. Paulo no está de titular, pero si mi hermano, el Kun y Ezequiel. 

-Es Brasil chicos, si tienen que romper a alguien, háganlo- Aconsejé.

-No boludos que los van a echar- Me contradijo Paulo. 

-Vamos a hacer lo que sea necesario- Dijo el Kun bromeando.

Después de eso, los chicos salieron al campo de juego tomados de las manos de unos nenes quienes estaban muy emocionados por estar al lado de sus ídolos. Yo fui al banco de suplentes a sentarme junto con Paulo.

El árbitro le dio inicio al partido y a medida que iba pasando el tiempo había muchas infracciones, más por parte de ellos que de nosotros, pero todos sabíamos desde un principio que iba a ser un partido así, eso es lo que genera un clásico como Argentina contra Brasil. Todos queremos ganar al otro, sea como sea. 

En un momento, faltando diez minutos para terminar el primer tiempo, Ezequiel remata al arco y, por suerte, la pelota da contra la red, provocando que todo los hinchas, los jugadores y el banco gritaran el gol.

(...)

El partido finaliza 1 a 1, ya que los brasileros hicieron un gol en el segundo tiempo.

Camino al hotel, Lionel se sentó a mi lado.

-Una semana para tu cumple- Sonrió.

-Si, amo cumplir años, pero con todo esto de organizar la fiesta estoy estresada- Dije y el rió.

-Me imagino, un estrés- Dijo con sarcasmo.

-Te juro- Lo miré mal- ¿Van a ir?

-Si- Asintió- Primero en el Barcelona no me querían dejar, pero después me dijeron que si.

-Y si sos Lionel Messi- Lo jodí- Era obvio que te van a decir que si. 

(...) 

14 de noviembre de 2015

Faltan diez minutos para las doce de la noche, lo que significa, el cumpleaños de Paulo. Ahora nos encontrábamos todos en un salón del hotel esperando que pasen los diez minutos para cantarle el feliz cumpleaños, después hacer una previa por la cual los chicos tuvieron que rogarle un rato al cuerpo técnico, quienes accedieron ya que mañana era domingo y los chicos no entrenaban. 

Los diez minutos pasaron y yo fui la primera en abalanzarme sobre Paulo y darle un beso, no sin antes desearle un feliz cumpleaños. Mientras todos los chicos y cuerpo técnico lo saludaban, uno de los chefs del hotel trajo una torta y la dejo en una mesa. Paulo le agradeció contento, y el hombre se fue.

Encendimos la vela y la bengala y entre aplausos a ritmo cantamos el feliz cumpleaños. A Paulo se lo notaba feliz, tenía una sonrisa imborrable en su cara, y me encantaba que así sea.

-Pedí tres deseos- Le dije antes que apagara la vela.

Y no podía faltar el típico...

-Soplá la vela, Paulo-