14.

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Narra Delfina:

Los chicos del seleccionado todavía se encontraban con la ropa del entrenamiento y estaban algunos en circulo hablando entre ellos, otros sentados en los sillones del lobby, otros parados pero con la vista en sus celulares.

Mi hermano era parte de los que estaban en un círculo hablando entre ellos, pero se lo veía preocupado, mirando su celular como esperando un mensaje. Probablemente mío. Me sentí un poco culpable porque por mí, el a veces, solía pasar un mal rato.

Rápidamente me hice lugar entre los chicos, y me tiré en los brazos de Leo. Todos se quedaron callados, y hasta quienes estaban en los sillones o con la vista en su celular, ahora estaban prestando atención a la escena.

Mi hermano no preguntó nada, simplemente me abrazó mientras yo lloraba. Acariciaba mi pelo y me susurraba al oído que me tranquilice, que iba a estar todo bien. Me reconfortaba muchísimo un abrazo de él. Lo amo tanto.

Unos cuantos segundos después, me separé de mi hermano y tragué en seco. Él, al igual que los chicos de la selección, quienes permanecían en silencio, me miraban confundidos, esperando una respuesta.

Simplemente miré a los ojos a mi hermano, y le dije: -Me habló Matias.

Mi voz se rompió. ¿Por qué tengo que ser tan sensible? Todo me afecta, y es horrible.

El Kun reaccionó antes que mi hermano. Algunos de los chicos sabían de la situación, otros, simplemente no, y no entendían nada.

-¿Que quiere ese pendejo de mierda?- Dijo el Kun enojado- ¿Que te dijo?

-Nada, me dijo que quería hablar conmigo... que me extraña y... que me quiere- Dije esto último bajando la voz.

-¿Que te quiere? ¿Eso te dijo el caradura?- Preguntó mi hermano elevando el tono de voz. Se dio cuenta que claramente me hacía peor verlo a él de esta manera por lo que se tranquilizó y volvió a hablar- ¿Y que le dijiste?- Suspiró.

-Nada, Leo, no le respondí- Dije yo. Sentí un poco de vergüenza al ver que todos prestaban atención a la escena.

-No estaría entendiendo nada...- Habló Lamela, rompiendo un poco el momento de tensión.

-Yo no... no estoy preparada para hablar de eso- Le respondí- El Kun les cuenta, yo subo a mi habitación...¿Podes, Kun?

-Si enana, yo les cuento, andá tranquila.

-¿Subís conmigo, Leo?- Le pregunté. El asintió.

En el ascensor, tuve mi tiempo a solas con mi hermano, tiempo el cual hace mucho no tenía.

Se hizo un silencio, puesto que el tema de mi ex novio era un tema delicado para tratar, yo no lo tenía superado y mi familia tampoco. Cuando digo no lo tenía superado, me refiero a la situación, a todo lo que pasó, no a Matías. A él ya lo superé desde el momento en el que me di cuenta que nunca le importé. Nadie lastima a la persona que le importa.

-Odio verte así- Me dijo mi hermano.

-Yo odio que todos me vean así- Me señalé el rostro lleno con algunas lagrimas que habían quedado en mis mejillas- Me da vergüenza volver a ver a los chicos.

-No pasa nada, tonta, el Kun les debe estar contando todo y te van a entender. Ahora, que Matías empiece a rezar por no encontrarse a alguno de ellos porque son capaz de matarlo... y me incluyo.

-No quiero que piensen que quiero llamar la atención.

-Los chicos no piensan eso y lo sabés. Todos te quieren, mucho, y se preocupan por vos.

-Ya lo sé, yo también los quiero- Dije mientras las puertas del ascensor se abrían.

-Pero a mi me querés más, ¿o no?

-No sé... lo tengo que pensar- Me reí. Ambos entramos a mi habitación y yo lo primero que hice fue derrumbarme en mi cama, mi hermano se sentó a mi lado y comenzó a hacerme caricias en el pelo. Cerré los ojos. Con él a mi lado estaba tranquila.

-Te quiero mucho Leo- Le dije.

-Yo también te quiero enana- Dijo, yo seguía con los ojos cerrados pero me di cuenta que estaba sonriendo.

Narra Paulo:

Verla a Delfi así nos dejó a todos mal, y confundidos.

Todos nos sentamos en los sillones y el Kun comenzó a contarnos la historia del ex novio de Delfina. Ella, una vez que hablamos me contó que solo había tenido un novio, a los 15 años, que le había sido infiel. Pero no me dijo todo lo que había pasado luego.

Pobre. Me rompió el corazón verla así. No se merece nada de esto, es tan indefensa.

-Yo todavía no entiendo por qué no lo cagamos a trompadas en el momento que nos enteramos de todo esto- Habló Javier Mascherano, quien ya sabía de la situación.

-Yo, personalmente, porque nunca me lo encontré- Dijo Fernando.

-Porque Delfina no nos dejó- Dijo el Kun.

Vimos como Lionel se hacía presente en el lobby y todos lo miramos esperando a que nos diga algo.

-Se durmió- Dijo él mientras se sentaba en uno de los sillones- Está mal. Una vez que ella había dejado de pensar en eso, el pibe vuelve y le pone te extraño. Es un pelotudo a cuerda. Les juro que me lo encuentro y lo cago a trompadas.

-Basta, Leo. Estar así no te hace bien ni a vos, ni mucho menos a Delfi- Intervino Romero.

-¿Y como querés que esté? Ella es, junto con los enanos, lo más lindo que tengo. Y la tengo que cuidar.

-Pero no están solos, todos la vamos a cuidar- Dije yo. Todos me miraron. Me sentí incómodo por un momento hasta que habló Ángel.

-Paulo tiene razón.

Minutos más tarde vino el entrenador a decirnos que la cena estaba lista. Todos nos dirigimos al comedor.

-Mi hermana está durmiendo- Le informó al Tata- Pero después de cenar le llevo la comida a la habitación.

-Leo, ¿te molesta si le llevo la cena yo?- Hablé. Necesitaba hablar con ella y decirle que podía contar conmigo sea para lo que sea.

Lionel dudó un poco, pero me dijo que no había problema.

-Gracias.

Después de cenar, el Tata nos dijo a todos que nos durmiéramos temprano, ya que mañana teníamos el debut en la Copa.

Yo me dirigí a la habitación de la hermana de Leo, con la cena. Toqué la puerta y con voz adormilada, ella respondió.

-Quiero estar sola-

-Eso no va a poder ser. Soy Paulo, ¿me abrís?

Ella no habló más y segundos después la puerta se abrió. Me encontré con una Delfina en pijama, despeinada y con los ojos rojos por tanto llorar. Me dieron ganas de abrazarla, pero tenía el plato con comida en mis manos.

-Pasá- Dijo con un hilo de voz. Yo entré a la habitación y ella cerró la puerta.

-Te traje la cena- Sonreí sin mostrar mis dientes.

-Gracias, pero no quiero-Me respondió sentándose en la cama.

-Dale, Delfi, algo tenés que comer- Le insistí.

-Gracias, en serio, pero no quiero, tengo el estómago cerrado.

-Bueno...-Dudé- ¿Hay algo que pueda hacer por vos?

-Si- Afirmó- ¿Me podes dar un abrazo?

No deberíamos. {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora