Ayer pasamos una tarde genial en el Central Park, realmente nos divertimos. Jugamos y hablamos demasiado, pero bueno la semana empezó, el lunes llegó y ya estoy en el insti.
—¡Hola, Sere!—saludo a mi compañera de mesa, sentándome a su lado.
—Ah, hola, Carrie—responde sin levantar la vista de la pantalla de su móvil.
—¿Cómo te va?—pregunto, sonriente.
Serena despega la vista de su celular y clava su mirada en mí, tiene esa expresión de: ¿Qué quieres?
—Estoy respirando, así que, supongo que bien—contesta, indiferente, y vuelve a mirar su móvil.
Serena es una chica un tanto distinta. Es castaña, cabello lacio y largo, como un manto, delgada, alta, normalmente viste de negro y suele andar con su mejor amiga Rosie—que es totalmente diferente a ella— para todos lados. La personalidad de Serena es un poco peculiar, es muy callada pero tiene mucho que decir cuando de algo que le gusta se trata, no sonríe mucho pero cuando lo hace, es de manera sincera. Aunque no esté rodeada de gente, ella es una gran chica.
Tengo que poner mi plan en marcha. Fran y ella quedarían súper lindos.—¿Qué harás hoy?—pregunto mientras guardamos las cosas para cambiar de clase.
—Eh, creo que nada ¿y tú qué?—termina de guardar sus cosas y cuelga su mochila en su hombro. Hago lo mismo.
—Bueno, tal vez esté en casa viendo pelis ¿quieres venir?—pregunto y responde alzando sus hombros.
Serena vive a unas casas de la mía, cuando eramos niñas solíamos jugar siempre en el jardín de su casa junto a Cris también. No sé por qué dejamos de hacerlo.
—Lo pensaré, gracias de todos modos. Nos vemos—sonríe y camina hasta la puerta en paso largo.
—¿Qué tal te fue?—pregunta Cris, llegando a mi lado.
—Me cae muy bien. La invité a ver pelis con nosotras hoy—cuento, mientras salimos del salón.
—Genial, ella también me agrada—sonríe—. Es tan divertido cuando te pones en plan cupido, estas loca—bromea y suelta una risita.
—Ay, yo amo ser cupido—admito, haciendo un puchero.
—Lo sé, demente.
Llegamos a clase de Historia Universal, sintiendo los pasos de Paul y Dam tras nosotras.
—Tengo más sueño que ganas de vivir, amigas—comenta Paul, poniendo sus brazos en nuestros hombros, dejando que todo su peso caiga en ellos.
—Estoy contigo, hermano—concuerda Damian, bostezando.
—Deberíamos dormir en esta clase—propone Paul, quien se quitó de nuestros hombros debido a los pellizcos que le hicimos.
—Nah, esa vieja ya nos tiene en la mira sólo por reírnos, imagina si nos quedamos dormidos en su clase—Damian rueda los ojos, en dirección a la puerta, y todos miramos hacia allá. Llegó la profesora.
—Chicos, lo siento, pero ahora tengo una reunión. Así que la clase será aplazada hasta la próxima semana—una vez la profesora termina de hablar se escuchan los suspiros de alivio. No hay evaluación.
(...)
—¡Wuuujuu!—exclamo mientras corro hacia el campus. Me dejo caer al lado de un árbol y mis amigos no tardan en llegar a mi lado.
—Amo cuando los profesores están en reunión—suelta Paul, dejando caer su cabeza en las piernas de mi mejor amiga.
—Tú amas todo lo que te aleje de un salón de clases—bromeo, divertida.
—Sí, pero no te amo a ti—suelta, burlón.
—Ohhh—dice Damian, mientras Cris se dispone a pegarles a ambos en la cabeza.
—Tarados—niega, riendo y luego todos nos unimos a su risa—. Creo que buscaré algo de comer, no puedo conmigo misma—mi mejor amiga se levanta, apartando primero a Paul, sacude su trasero y nos mira desde arriba—. Ya vengo, bellezas.
—¡Te acompaño!—grita Paul, se levanta y corre tras ella.
—Bueno, y quedamos nosotros dos—comento, mirando a mi loco amigo tendido en la grama con los ojos cerrados.
—Oh sí—abre sus ojos para mirarme y hacer una de sus caras graciosas. Sonrío.
—No maduras ¿verdad?—pregunto, negando con la cabeza, divertida.
—No lo creo necesario—se encoje de hombros y se levanta para sentarse frente a mí.
—¿Cómo te va leyendo?—pregunto recordando nuestra conversación de hace días.
—Me gusta. Mucho. No le digas a nadie—susurra, como un secreto. Asiento, riendo.
—Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo—pongo mi dedo índice entre mis labios. Reímos.
Su vista baja de mis ojos, hasta mis labios. Me sonrojo. Sonrío, bajando la mirada. Dam no tiene por qué saber el pequeño efecto que viene causando en mí, no tiene por qué enterarse de las tontas mariposas que se alojan en mi estómago hace ya unos días.
—¿Por qué eres tan linda, Carrie?—su pregunta hace más intenso el calor de mi cara, pero invierto todo mi autocontrol en calmarme, para levantar mi rostro.
—¡Oh, no vayas a empezar con eso! Ya te he dicho que mi papi es muy lindo y que por eso soy así—bromeo tratando de aligerar el ambiente. Él ríe.
—Creo que ya me gustas demasiado—comenta, mirando mis ojos fijamente. Muerdo mis labios, estoy viviendo un colapso internamente.
—Debes dejar de decir esas cosas—digo, luego de un rato guardando silencio.
—¿Por qué? ¿También te gusto, carretera?—con una pizca de gracia en su mirada, sonríe.
—No, me resulta incómodo—miento un poco, desviando la mirada. A lo lejos veo a Cris junto a mi primo, caminando hacia acá.
Una estruendosa carcajada me hace volver la vista hacia Damian.
—Qué—espeto, alzando una ceja.
—No sabes mentir—guiña un ojo, pícaro.
—No es tu asunto—me cruzo de brazos. Vuelve a reír, se lanza sobre mí, y entonces empieza mi tortura.
—¡Ahh! ¡No, por...favorr! Cos..qui...llas...¡No!—lloriqueo, mientras me revuelco por la grama. Su risa es la única melodía que viven mis oídos en este momento.
—¡Damian, de...ten...teee!—exclamo, sintiendo la falta de aire, entre las risas.
Agh, las cosquillas no deberían causar este efecto en mí. Aunque, admito que, el efecto de Damian es más fuerte.
Nota de autora:
Espero que les guste💕
Gracias por votar y comentar, los quiero💞Besos, May💜📖
ESTÁS LEYENDO
Simplemente Carrie.
Teen FictionCreo que si la gente tuviera que definirme en una palabra esa podría ser: Rara, o tal vez loca, o explosiva también. Pero yo diría que soy: Carrie. Sí, así, simplemente Carrie. Solo soy yo. Y si quieres saber más sobre mi singular vida, te invito...