—¡Oigan, pedazos de retrasados!—a lo lejos, la voz de mi primo hace que mi novio y yo volteemos a verle—. Estamos esperándolos—cuenta a medida que se acerca a nosotros.
—Ya íbamos para allá—le digo, dando un chasquido a mis dedos y guiñando un ojo.
—Apuesto a que lo habían olvidado—comenta, divertido.
—Estas en lo cierto, amigo mio—dice Dam, divertido, pasando un brazo sobre los hombros de mi primo.
—¿Y qué es toda esa arena en su ropa?—nos mira ceñudo y mi novio y yo solo nos damos miradas divertidas.
—Una pequeña guerra de cosquillas, terminó mal—respondo, sonriente.
—Ni tan mal—comenta mi novio en voz baja, suelto una risita.
—Ok, ya me perdí. Mejor vamos con los demás—dice mi primo, viéndonos extrañado.
(...)
—A todos los presentes, quiero empezar esto con unas palabras...—organizo mi mente antes de empezar—, por lo general me va mejor escribiéndolas que diciendolas, pero vale el esfuerzo—algunos ríen y mis padres sonríen enternecidos, prosigo—. Les diría que gracias por llegar a nuestras vidas, pero lo cierto es que, le agradezco a Dios por ello. Él fue quien nos conectó. Sin embargo, si les agradezco el haberse quedado en cada momento. Cada uno de ustedes es fundamental en mi vida y en la de mis padres.
»También aprovecho este momento para decirle a mi madre que, a pesar de todo lo sucedido hace un tiempo, la amo y la considero una mujer ejemplar. Ella es quien me hace creer en las segundas oportunidades cada día. Y mi papá...—lo miro sonriente, con las lágrimas apunto de salir— Él es el mejor hombre que he podido conocer, ha sido mi ejemplo desde el primer día. Sus chistes, sus reflexiones y sus intentos por enseñarme a tocar guitarra nunca pasaran de moda. Gracias por amarme tanto, papi. Y quiero que sepan que estoy muy feliz por la unión y el amor que mis padres se tienen, y mi deseo esta noche es por ellos. Deseo que su amor sea tan puro y duradero como el amor de Dios hacia cada uno de nosotros.
Al terminar mis palabras, me acerco a mis padres, a quienes estuve viendo en todo momento mientras hablaba. Las lágrimas de mi madre sobre mi hombro mientras la abrazo me hacen abrazarla con mas fuerza.
—Te amo, hija. Nunca estuve tan arrepentida de algo como lo estoy por haberme ido, no pasará otra vez, eso seguro—asiento ante sus palabras y me separo para mirarle a los ojos.
—Eso ya pasó, mamá. No tenemos que recordarlo más ¿está bien?—ella asiente y beso su frente.
—¿Y es que yo no merezco un abrazo?—mi papá nos mira enternecido y divertido.
—Te amo mucho, papá. Siempre estaré agradecida por todo lo que haz hecho por mí—digo mientras lo abrazo.
—Te amo más, mi princesa.
(...)
—¡¿Quien dice playa?!—exclama mi mejor amiga, emocionada.
—¡Yoo!—exclama Paul, gritando en su oído. Cris rueda sus ojos y le golpea su hombro.
—¡Vamos chicos, es nuestro ultimo día aquí, hay que disfrutar!—Cris intenta animarnos nuevamente.
—Fue una noche larga, Cristal. Estoy cansado—responde Dam, jugando con mi cabello. Le miro desde su regazo y entorno los ojos divertidos.
—Moco, vamos ¿si?—pido y él suspira, rendido.
—Bueno, vamos—acepta y aplaudo bajito, victoriosa.
—Yeiii—mi mejor amiga, sonríe—¡Vamos a cambiarnos!
Nuestros padres salieron a la playa desde temprano, porque querían agarrar el buen sol. Mis abuelos, algunos de mis tíos y sus hijos se fueron esta mañana, porque tenían que hacer muchas cosas en sus casas. Así que solo quedamos nosotros, los padres de Dam y Cris, y los mios.
Esta cabaña es linda, cómoda y segura, siempre hemos venido a ella porque es de nuestra familia y la habitación donde me quedo siempre es en el segundo piso, subo hasta ella y busco mi traje de baño en mi maleta. Me cambio y bajo para encontrarme con los demás.
—¡Auch!—chillo al golpearme mi dedo meñique del pie con una esquina del sofá. Paul, sentado en el sofá, no hace más que reírse de mí.
—Esooo—se burla y yo ruedo los ojos.
—Me reiré más cuando te pase—le guiño un ojo y camino a la cocina.
—¡Tengo hambre!—digo, alargando la ultima letra.
Comienzo a buscar en el refri algo de comer, dulce o salado, duro o blando, lo que sea ¡pero que se pueda comer! Ya casi llega el mediodía y no hemos comido nada, no sé si a los demás no les afecta, pero a mí sí.
Consigo pan, queso y jamón, me hago un sándwich y siento que renuevo mis fuerzas y calmo mi ogro interno cuando lo como.
No he terminado de comer cuando escucho a mi mejor amiga bajar las escaleras. Meto todo el pan a mi boca, pero ella alcanza a llegar frente a mí. Me mira con ojos entrecerrados, yo sonrío con la boca cerrada y sin masticar.
—¿Qué comes?—pregunta, mirándome de manera acusadora.
—Nada...—respondo con la boca llena.
—Carrie...—alza una ceja.
—Ok, es sándwich—confieso, rendida.
—¡Ay, yo quiero! ¿Me haces uno? Por fiii—hace un puchero y ruedo los ojos.
—Está bien—terminando aceptando.
—¡Yo también quiero!—escucho a Paul desde la sala.
—¡Y yo!—esa es la voz de Dam.
Ay no, por eso no quería decirle. Ya que.
—Bueeeno—acepto sin más.
Me pongo a preparar sándwiches para todos, al parecer es mi especialidad, al cabo de un rato terminan de comerlos y nos disponemos a ir a la playa, que queda a unas cuadras de la cabaña.
Por el camino, voy de la mano de Dam, observando todo a nuestro alrededor. Que linda es la vida, tener buenos amigos y estar bien con Dios. A veces se pone difícil, pero todo se supera, porque no dura para siempre.
—¿En qué piensas?—pregunta mi novio, curioso.
—En que tus manos sudan por montones—respondo, divertida. Él quita su mano y la mira.
—Entonces no la tomes más—dice y acelera su paso para dejarme atrás.
—¡Hey, era jugando!—exclamo, caminando rápido.
Es divertido hacerlo enojar, solo que ahora debo contentarlo.
Deseenme suerte, este chico se hace el difícil a veces.
Nota de autora:
¡Dos caps!
Espero les guste😊💜
Besos, May💜📖
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Simplemente Carrie.
Novela JuvenilCreo que si la gente tuviera que definirme en una palabra esa podría ser: Rara, o tal vez loca, o explosiva también. Pero yo diría que soy: Carrie. Sí, así, simplemente Carrie. Solo soy yo. Y si quieres saber más sobre mi singular vida, te invito...