Al despertar, me cuesta abrir los ojos, siento mis párpados pesados y mi nariz mocosa, me siento terrible. Trato de levantarme, usando la mayor parte de mi fuerza, pero realmente me siento muy débil.
Quiero gritar para decirle a mi padre que me siento mal, pero mi voz es muy ronca, así que parece más un susurro. Decido tomar mi celular y enviarle un mensaje.
Al cabo de unos segundos papá y mamá se encuentran abriendo la puerta de mi habitación para revisar mi salud. Al llegar anoche, se molestaron al enterarse que me había desmayado y no había recurrido a ellos, pero no es mi culpa, ellos tenían su momento y yo no lo estropearía.
—Quiero ir a la iglesia—digo cuando mamá me hace recostarme y me cubre con una manta.
—Lo siento, bebé, pero no estás en el estado para hacerlo—dice, poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja—. Pero podemos tener nuestro día con Dios en casa—propone y yo asiento, animada—. Bueno, primero voy a prepararte una sopa que siempre me ha hecho sentir mejor. Mi madre la creó—cuenta, entristecida.
Mi abuela materna murió hace unos años, pude conocerla porque nunca perdió el contacto con mi padre, sin embargo, puedo contar con mis manos las veces que la vi. Me cayó muy bien, ella me quiso mucho,pero vivía muy lejos.
—Suena perfecto—sonrío y mamá se acerca para plantar un beso en mi frente y luego sale de mi habitación.
Mi móvil vibra en mi regazo y lo tomo para ver el mensaje.
Dam💕: Buen día, rulitos😻 ¿como sigues?
Yo: Hola, Dam😊 amanecí un poco malita, pero espero mejorar conforme pase el día.
Dam💕: Así será, linda. ¿Necesitas o quieres que te lleve algo?
Yo: estoy bien, gracias. Mamá está preparandome una sopa mágica, según 😂😂😂
Dam💕: Igual te llevaré algo.
Yo: Ok, sorprendeme😊
Dam💕: Voy saliendo a la iglesia. Te quiero.
Nos vemos dentro de un rato.
Llama si me necesitas.
Yo: Dale, que te vaya bien. No te preocupes, nos vemos💜
—Toc, toc—dice mamá desde la puerta, sonriente. Trae en sus manos un plato hondo humeante en una bandeja, se sienta frente a mí—. Es curativa y deliciosa, cariño. Te hará bien—afirma confiada.
—Gracias, mamá—sonrío y ella me ayuda a colocar la bandeja en mi regazo una vez me recuesto de la cabecera de la cama.
—¿Y, bueno, quieres contarme como te va con ese chico que tanto te hace sonreír?—pregunta, luego de un rato en silencio. Sonrío al pensar en él.
—Bien... realmente bien—digo, mordiendo mi labio inferior—, tan bien que aterra. No quería enamorarme, sabes.., pero creo que lo estoy—confieso con la vista baja.
—Ay, cariño—mamá se acerca a mí y se pone a mi lado para abrazarme—. Estar enamorada es lo más bonito que puede pasarte, ¿por qué te da miedo?—pregunta, corriendo un mechón rebelde de mi rostro.
—Porque... no quiero amar a alguien por que cuando este vaya, yo quedaré destrozada—admito, sin mirar a nada en especifico.
—¿Pero, quien ha dicho que él se irá?—pregunta, ceñuda.
—Todos se van—suelto, y siento como se pone tensa enseguida.
Ya perdoné a mi madre y empezamos de cero juntas, y la quiero. Pero el que haya regresado no significa que yo olvide el hecho de que se fue, eso fue algo muy doloroso para mí y pienso «Si mi propia madre se fue de mi lado, cualquier otro lo hará.»
—Cariño, estoy segura de que él no lo hará. Ha demostrado de mil maneras cuanto te quiere. Y, sí, cuando te enamoras sufres, pero tú decides quien lo vale... Él lo vale—afirma, segura. Asiento.
—Él es el mejor chico que he conocido—digo, terminando con mi sopa, que estaba deliciosa, por cierto.
(...)
Escucho dos golpes a la puerta y dejo mi celular a un lado.
—¡Pase!—grito en respuesta, ya me siento mejor.
La puerta se abre dejando ver a un alto, guapo y gracioso rubio, causando que mi estomago enloquezca y una sonrisa se plante en mi rostro.
—Buenas, señorita. Traigo una orden de su helado favorito, ¿es usted rulitos, cierto?—habla en un tono seriamente divertido.
—Así es, señor, puede pasar—respondo de la misma manera. Él sonríe, tierno. ¡Me encanta verlo sonreír!
—¿Gustas?—pregunta, luego de sentarse frente a mí, tendiendome un bote de helado de galleta.
—Muchas gracias... por ser tan bueno y preocuparte tanto, por estar en mi vida y soportarme todas mis tonterías—agradezco, sincera, luego de tomar el helado.
—Siempre es un placer para mí, rulitos, no tienes nada que agradecer—se acerca, poniéndose a mi lado—¿Qué haz hecho?—Bueno, aparte de estar en cama todo el día, nada. Pero ya me siento mejor, sabes, creo que para mañana ya estaré bien.
—Me alegra escucharlo, ya extraño salir y hacer tonterías contigo—cuenta, divertido.
—¿Qué quieres hacer?—pregunto, girando mi cabeza para mirarle a los ojos.
—Nada, solo dejame abrazarte mientras te veo comer—pide con esa mirada tierna que lo caracteriza y a la cual no puedo resistirme.
—De acuerdo—cedo y él sonríe satisfecho, se acuesta a mi lado y rodea mi cintura con sus brazos, reposando su cabeza en mis piernas y plantando su vista en mí.
—Eres tan glotonamente tierna—comenta, divertido.
—¿Debo tomarlo como un halago?—pregunto, rodando los ojos mientras llevo otra cucharada de helado a mi boca.
—Como el mejor de todos—responde burlón.
—Ok, gracias, supongo—comento, divertida.
—La verdad es que ahora valoro mucho el hecho de verte comer, porque no quiero que vuelvas a sentirte mal y porque te ves hermosa haciéndolo—dice, sonrojado.
—Ayy—hago un puchero de ternura—. Gracias por ser tan tonto...y cursi..., a veces—sonrío, divertida, y me encorvo un poco para plantar un pequeño y delicado beso en su frente.
—¿Qué te puedo decir? Es un don—bromea, haciendo que ría.
—Estas loquito—digo, rodando los ojos.
—Por ti, sí—responde, apretando su agarre en mi cintura, para acercarme más a sí.
Nota de autora:
Vaya, muero de amor con este par.😻
Espero que les guste, los quiero💜
Besos, May💜📖
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Simplemente Carrie.
Novela JuvenilCreo que si la gente tuviera que definirme en una palabra esa podría ser: Rara, o tal vez loca, o explosiva también. Pero yo diría que soy: Carrie. Sí, así, simplemente Carrie. Solo soy yo. Y si quieres saber más sobre mi singular vida, te invito...